Alice Walker
31 de enero de 2018
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Para los cubanos llegó primero la película de Steven Spielberg, El color púrpura, y algo después la autora, Alice Walker. Ello ocurrió el martes 4 de mayo de 1993, como integrante del Grupo Internacional para la Paz en Cuba, delegación encabezada por el doctor Ramsey Clark, exprocurador general de los Estados Unidos. Los visitantes –personalidades de la vida cultural y social norteamericana– portaban una donación de 75 000 dólares en medicamentos con destino a los hospitales pediátricos William Soler y Juan Manuel Márquez, y al sanatorio de los enfermos de SIDA.
Recientemente había publicado una novela, Possessing the Secret of Joy, acerca de una práctica ancestral pero muy difundida de mutilación genital en las mujeres africanas, que llevara a la Walker a ese continente con un equipo de camarógrafos.
Preguntada en torno a la película de Spielberg, respondió:
Es conmovedora, fue creada con amor. De todas formas, el libro está ahí para el que quiera leerlo, y la cinta para todos, incluso para aquellos que no saben leer.
Y después del éxito del libro El color púrpura, del Premio Pulitzer (1983) y del filme, qué podía decir la autora:
Mi vida no ha cambiado. Educo a mi hija, tengo una familia amplia y pobre. Mantengo a mi madre y algunos de mis hermanos y utilizo mi dinero en hacer documentales y películas como esta de la mujer, y en comprar medicinas para llevarlas donde las necesiten. No voy a cambiar mi clase aunque ahora viva en una mejor casa que aquella pobre de mi niñez en el Sur. No olvido mi pueblo ni mi pasado.
El diálogo entre el periodista Toni Piñera del diario Granma y la escritora derivó hacia el tema de la presencia cubana en su obra:
En tres de mis novelas hay referencias a este país. En El color púrpura se expresa un sueño por venir a Cuba, en El templo de mi familia, la madre de uno de los personajes cuenta a su hija la historia de Abel Santamaría, cuando trata de darle valor para que siga luchando y En la búsqueda del jardín de nuestra familia hay un ensayo sobre mi viaje en 1978.
Activa fue su estancia cubana, pues Alice Walker participó en un encuentro con los escritores y artistas en la casa de éstos, la UNEAC; también en una rueda de prensa en los salones del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.
Luego de recorrer barrios populares de la capital y conversar con las gentes expresó sus impresiones: “Hay mucha escasez, faltan alimentos. Pero no veo solo eso. Hay mucha amabilidad en el pueblo, solidaridad y también mucho amor.”
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