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Administración de fármacos en pediatría

22 de marzo de 2013

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Partiendo del principio de que no puede considerarse al niño como un adulto en miniatura, las formas farmacéuticas que se usan habitualmente en las edades pediátricas requieren ser portadoras de características propias.
Cuando se trata de medicaciones pediátricas, las que se administran por la vía oral resultan ser las más convenientes, de ahí que la mayoría de los medicamentos que se usan en la edad infantil sean de administración oral.
Buena parte de los medicamentos que se administran a lactantes y niños entre 4 y 5 años corresponden a formas farmacéuticas líquidas como jarabes, soluciones orales, gotas o polvos para suspensión extemporánea.
La explicación para esta preferencia viene dada por lo ventajosas que resultan esta vía y estas formas farmacéuticas, puesto que los lactantes y niños pequeños no son capaces de tragar o deglutir formas farmacéuticas sólidas como los comprimidos, las tabletas o las cápsulas.
Los líquidos orales son también más fáciles de dosificar, especialmente en aquellos casos en los que el niño esté bajo un tratamiento médico susceptible de modificación. Por su parte, desde el punto de vista farmacocinético, la absorción de los principios activos administrados de esta forma es más rápida, lo que evita tener que repetir dosis o dudar si el medicamento se ha absorbido o no en caso de vómitos.
Todo esto sin olvidar que las presentaciones orales liquidas son más seguras y cómodas que otras formas farmacéuticas administradas por las restantes vías, lo cual resulta no solo conveniente para el pequeño paciente, sino también para su cuidador, responsabilizado con el cumplimiento del tratamiento.

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