ribbon

El canto de los gallos al amanecer…y algo más.

27 de abril de 2013

|

“El gallo es un romántico, que cada madrugada canta los amores que vivió en la noche”.
Anónimo.

El canto de los gallos al amanecer

Los gallos son aves territoriales que muestran su poderío y dominancia mediante los desafiantes cantos, que amedrentan a otros machos y atraen a las hembras El canto se describe mediante la onomatopeya “quiquiriquí” o “kikirikí”).
El gallo canta durante todo el día, en general, las aves tienen dos picos de actividad distribuidos en las 24 horas, Uno es al amanecer -necesitan comer tras una larga noche sin hacerlo- y otro al atardecer. Es entonces cuando cantan con más intensidad. En las horas centrales del día la actividad disminuye (sobre todo en los días calurosos) y los cantos se interrumpen.
Si bien concentra sus cantos en ciertos períodos del día, como son el amanecer, el mediodía, la media tarde, y a mitad de la noche, entre las tres y las cinco de la mañana. Estos cantos y los esporádicos que emite a lo largo del día, fuera de los períodos descritos, sirven como desafío territorial a otros gallos, para atraer a las hembras cercanas y como señal de aviso en general. También puede estar ocasionado por algún disturbio a su alrededor. Normalmente es un sonido de tipo violento o de alerta.
Si después de alzarse con un potente kikiriki no hay respuesta, quedará claro quién es el amo. Sin embargo, como otro individuo del mismo corral conteste el reto vocal mostrando su candidatura al “trono del harén”, habrá pelea musical y, luego, física.
Además, el gallo emite otros sonidos parecidos a los de las hembras de su especie, semejantes a un cacareo. Este sonido lo produce sobre todo cuando se propone copular con alguna hembra, o cuando ha encontrado comida, para llamar al resto de su familia (llamada a la que acuden todos los demás a una enorme velocidad). Este sonido es más tranquilo y familiar.
La estampa más típica de una granja de cuento es la de un gallo subido en una valla de madera con el cuello alzado y el pecho inflado emitiendo un intenso ‘¡Kikiriki!’ mientras amanece. Es el despertador natural del granjero, pero ellos no pretenden despertar a ningún ser humano sino atraer a las hembras y espantar a otros machos.
Las aves salvajes y gallos silvestres suelen cantar en el perímetro de su territorio y, en el caso de las especies monógamas, en los lugares que les parecen adecuados para hacer el nido.
Los gallos que viven en los gallineros cantan por los mismos motivos, pero la frecuencia e intensidad de su canto dependerá del número de gallinas que haya en el gallinero y del número de gallos que haya en las proximidades, ya sea en el suyo o en los gallineros vecinos.
Algo más.
Artistas vocales de la naturaleza.
Las aves han desarrollado con maestría la comunicación auditiva, por lo que son, sin duda alguna, los vertebrados con el repertorio más complejo de producción de sonidos, que alcanza su cúspide en los elaborados cantos de las paseriformes o aves canoras.
Las aves son capaces de emitir una gran variedad de sonidos vocales, desde llamadas y gritos hasta cantos espectaculares. Esta es una característica que presentan la mayoría de las especies, a excepción de unos cuantos grupos como las cigüeñas, los zopilotes y algunos pelícanos, quienes, sin embargo, son capaces de producir sonidos mecánicos mediante el movimiento de su pico o sus alas.
Los sonidos vocales son básicamente de dos tipos: 1) las llamadas, que son sonidos breves de estructura acústica simple, compuestos de una o dos sílabas, en las cuales, por lo general, no hay un patrón definido; y 2) el canto que, por el contrario, es una serie larga de notas armoniosas producidas por el ave en secuencias y patrones definidos en el tiempo; es, por lo tanto, una melodía bien construida. La complejidad del canto varía entre las especies y entre las poblaciones, e incluye también una gran capacidad de aprendizaje por parte de los individuos.

la siringe, es un órgano peculiar de las aves localizado en la parte baja de la tráquea

El aparato productor de sonidos.
En casi todos los grupos de aves vamos a encontrar una estructura responsable de la producción de sonidos, la siringe, que es un órgano peculiar de las aves localizado en la parte baja de la tráquea, justo en el punto donde se divide en los bronquios (Figura izquierda), por lo que podemos deducir que está asociada con el aparato respiratorio y funciona gracias al paso de aire por ellas de manera análoga al funcionamiento de la laringe y las cuerdas vocales de los mamíferos. La siringe está formada principalmente por los cartílagos traqueales y bronquiales, los cuales se ensanchan para formar una caja de resonancia. Unidos a estos cartílagos se encuentran varios músculos externos, los cuales tienen la función de dilatar o reducir la luz del tubo de la siringe con el objeto de regular el aire. Por la parte interna de los bronquios se encuentran uno o dos pares de membranas vibrátiles, llamadas membranas timpánicas, las cuales, dependiendo de su grosor y apertura, vibran de modo diferencial para producir los distintos sonidos. Este aparentemente sencillo sistema es el responsable de la producción de los sonidos más bellos que se dan en el mundo animal.
La complejidad del canto está en relación con el número de músculos y aros cartilaginosos asociados al sistema fónico. Se sabe que la mayoría de las aves que no pertenecen a las paseriformes cuentan con siringes de baja complejidad, por lo que sus voces son generalmente muy simples. Por ejemplo, las palomas, los patos y las gaviotas tienen solamente un par de músculos unidos a la siringe; los colibríes y algunas paseriformes primitivas tienen dos, mientras que las aves canoras de canto más complejo llegan a tener hasta nueve.
El mecanismo por el cual se producen los sonidos es muy simple; los pulmones y los sacos aéreos forman columnas de aire que son forzadas a pasar a través de las membranas timpánicas, las cuales son tensadas gracias a la fuerza de los músculos siríngeos. La tráquea servirá de caja de resonancia que amplificará los sonidos de acuerdo con su tamaño; por ejemplo, es muy grande en los gansos y patos, por lo que sus sonidos son roncos y con gran resonancia. Es posible que solamente un par de las membranas funcionen al momento de cantar, pero en las siringes complejas las cuatro funcionan de manera casi independiente, por lo que es posible que los sinsontes, los zorzales y los cuitlacoches produzcan dos notas distintas al mismo tiempo, es decir, un dueto de una sola ave.
Existe además una relación muy interesante entre el tamaño del ave y el tono y frecuencia de su canto. Las grandes aves nocturnas, las grullas y los cuervos tienen voces muy graves y roncas, mientras que los gorriones y los chipes voces agudas. Sin embargo, algunas aves, como los sinsontes y los búhos, son capaces de producir sonidos en escala muy amplia, gracias a lo complejo de su siringe.

Las funciones del canto.
El canto constituye una disposición para la cual las aves se han adaptado de manera sorprendente. Se halla en relación con la fineza de su sentido del oído, que participa en una gran cantidad de sucesos del ciclo de vida de las especies. Su función en la reproducción es muy variada. Generalmente sirve para evidenciar el sexo del individuo, pues a pesar de que machos y hembras tienen generalmente el mismo desarrollo de la siringe, en algunas especies sólo los machos cantan. Los cantos también sirven para demostrar que el individuo es dominante y, por lo tanto, está dispuesto a defender su pareja o su territorio ante cualquier enemigo. También funciona como un estimulante sexual para las hembras, para identificarse ante su pareja, y avisar a los pollos que se les va a alimentar. Más importante que todo lo anterior es que el canto es distintivo exclusivo de cada especie, y los individuos pueden distinguir variaciones muy sutiles entre el canto de un individuo de su especie y otro de una parecida. Es, entonces, un excelente mecanismo de aislamiento reproductivo.
En la vida social de las aves el canto es también muy importante, pues sirve para mantener unido al grupo, para transmitir información a otros individuos acerca de los lugares donde hay alimento o de alarma cuando aparece un depredador, o simplemente para enseñarles a otros individuos el canto propio de la especie.
La mayoría de las especies tienen cambios estacionales, o ciclos anuales, en el canto. Gran parte solamente cantará durante la época reproductiva, mientras que los sonidos producidos fuera de aquélla son sólo llamadas simples, lo que ha llevado a pensar a algunos investigadores que algunas partes del canto están relacionadas con los ciclos hormonales. También es evidente que el canto experimenta variaciones diarias; en las primaveras, en los zorzales es más fuerte y continuo durante la mañana y al anochecer, disminuyendo su frecuencia a lo largo del día. Las palomas y algunos saltaparedes (chochín criollo) sólo cantan cuando el Sol está en el cenit. En las aves nocturnas, es el ocaso el que dispara el canto, lo que nos demuestra la importancia del ciclo solar en esta conducta.

El papa Nicolás I ordenó la colocación de la figura de un gallo en la parte más alta de los templos

En las veletas.
En la iconografía cristiana el gallo cantando representa la resurrección de Cristo y es uno de los elementos que acompañan a las representaciones de San Pedro. El papa Nicolás I ordeno la colocación de la figura de un gallo en la parte más alta de los templos para simbolizar las tres negaciones que San Pedro hizo de Jesús tras la última Cena. Supuestamente el gallo representaría también la vigilancia del clero sobre el pueblo. Como en la parte más alta de los campanarios ya existían las veletas para señalar la dirección del viento, hubo que situar al gallo en la parte superior de éstas. Así, las veletas, que son dispositivos giratorios formados por una placa que gira libremente, un señalador que indica la dirección del viento y una cruz horizontal que indica los puntos cardinales, empezaron a ser engalanadas con un gallo. Antiguamente, eran en forma de estatuas destinadas a conocer la dirección de los vientos y el motivo podía ser muy variado, como figuras de animales, antropomorfas, cometas, etc. La torre de los vientos en el Ágora romana de Atenas contaba con toda probabilidad con una veleta en forma de tritón en su cúspide,  con la que apuntaba a cada uno de sus ocho lados, cada uno, representa una dirección del viento según la rosa de los vientos, con un relieve que representa cada viento. El gallo veleta de la

El gallo veleta de la colegiata de San Isidoro, en León

colegiata de San Isidoro, en León, es considerada la veleta más antigua existente y procede, probablemente (es una hipótesis), de la Persia sasánida (es el nombre que recibe el segundo Imperio persa durante su cuarta dinastía irania (226-651). O también, que puede tratarse de una obra importada desde Oriente hacia Al-Andalus (península Ibérica) tal vez como un obsequio, un tributo, o producto de un saqueo en alguna refriega militar.

El Gallo de Morón. El “Gallo de Morón” es el protagonista de una antigua historia española acaecida en Morón de la Frontera, en la actual provincia de Sevilla. En la misma población hay una placa que recuerda la historia: Allá por el año 1,500 se dividieron en dos bandos los vecinos, se enardecieron los ánimos y libraron verdaderas batallas. La Cancillería de Granada envió un juez con fama de matón, para poner orden, que repetía siempre “donde canta este gallo no canta otro”. Los moronenses cansados de sus bravatas se pusieron de acuerdo y después de dejarlo completamente desnudo lo apalearon; por dicho motivo nació el popular refrán: “Te vas a quedar como el gallo de Morón sin plumas y cacareando en la mejor ocasión “. La leyenda ha sido utilizada en numerosas canciones de flamenco, y es un dicho muy popular entre las gentes de Andalucía.

El “Gallo de Morón”

En Cuba, en la ciudad de Morón, situada al norte de la provincia de  Ciego  de Ávila, aparece como el principal símbolo de la ciudad el Gallo de Morón, el cual cuenta con un monumento de bronce, situado a la entrada de la ciudad, elaborado por el artista Armando Alonso Alonso con la colaboración de Rita Longa en 1982. Aledaño se encuentra una torre con reloj que muestra la hora y permite cada seis horas emitir los cánticos del gallo en tres repeticiones. La historia de esta leyenda viene por el nombre de la ciudad que corresponde con su similar en Morón de la Frontera, España.

Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

Galería de Imágenes

Comentarios