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85 años de Anacaona

10 de febrero de 2017

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La música cubana se viste de gala este año, al conmemorarse los 85 de la emblemática orquesta Anacaona, a la que he decidido dedicar este comentario, haciendo un recuento histórico de su trayectoria.

Eran tiempos del dictador Machado y, entre otras calamidades, la Universidad cerró sus puertas, por lo que la estudiante de Estomatología, Concepción Castro, decidió aprovechar el tiempo en algo útil y, como ella había estudiado música, escogió ese camino. Utilizando los instrumentos de un septeto que ensayaba en su casa, entre cuyos integrantes se encontraba Lázaro Herrera, conocido trompetista de Ignacio Piñeiro, comenzó a ensayar junto a hermanas y amigas hasta formar un sexteto, que debutó en una emisora de radio ubicada en el Teatro Payret, el 19 de febrero de 1932. El éxito fue rotundo no sólo por la extraordinaria calidad demostrada, sino porque era el primer sexteto femenino de entonces. Pero Ondina aspiraba a más: crear un septeto, por lo que su hermana Ondina comenzó a recibir clases de trompeta con Lázaro y, meses después, la jovencita de sólo 11 ó 12 años, hizo realidad la aspiración de su hermana. Pero el éxito genera nuevas ideas, y en 1934, Anacaona se convirtió en jazz-band donde cada integrante podía tocar varios instrumentos, lo que permitía realizar diferentes formatos en sus actuaciones, aunque terminando siempre como jzz-band.

La excelencia de Anacaona permitió que se convirtiera en una de las agrupaciones musicales más demandadas de aquellos años.Los Aires Libres del Paseo del Prado y el hotel Saratoga habaneros, eran sus escenarios habituales, sin olvidar las actuaciones internacionales. Pero  fueron sus actuaciones en la radio y sus grabaciones, las que impidieron que ese valioso patrimonio se perdiera.

El año 1983 marca una nueva etapa en la vida de la Orquesta Anacaona, cuando dos hermanas recién egresadas del Conservatorio “Amadeo Roldán”: Dorita y Georgia Aguirre, se incorporan a esa agrupación musical. Ellas mismas reconocen la disciplina y el rigor profesional de Concepción Castro, quien se convirtió en ejemplo a seguir, hasta el presente y fue fundamental cuando –debido a la jubilación de la directora histórica– Georgia asumió la dirección.

Aunque Anacaona no cuenta hoy con la promoción que merece, tal vez porque no se deja llevar por las corrientes foráneas, su reconocimiento internacional es indiscutible, y su mayor mérito es mantenerse fiel a lo más genuino de nuestra tradición musical, aunque con arreglos afines a estos tiempos.

Muchas felicidades le deseo, desde este comentario, a la que continúa siendo una emblemática orquesta.

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