170 años de José Martí: “¡Para Cuba!”
1 de septiembre de 2023
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Bajo tal título el Maestro publicó un escrito en su periódico Patria el 4 de noviembre de 1893 en el que, en su condición de Delegado del Partido Revolucionario Cubano, expone los principios éticos de la organización, los que caracterizaron su conducta personal y su propio actuar como su líder. El texto cubre dos largos párrafos y, de hecho, es un documento que fija su conducta y sus principios como individuo al frente del Partido.
Desde sus primeras líneas quedan establecidas las bases de la política de la organización, cuando afirma: “Hay crímenes en política, y hay política baja y superior, y en las dos hay crímenes. Pero hay una política sin crimen, que es la que conoce mueve los elementos reales de un país para su mayor bienestar, y la habitación decorosa del hombre en él. “Y esta, y jamás otra, es la política del Partido Revolucionario Cubano.” Y añade, para completar esa ética política: “Si pusiese sus manos sobre el país, él, guardián visible de la patria, se las echaría abajo. Si le saliesen manos que se quisiesen poner sobre el país, él, guardián visible de la patria, las echaría abajo. Lo sagrado es el país. Queda así establecido el sentido de servicio a la patria que Martí se aplicaba a sí mismo, Y, para que no quedaran dudas en sus lectores continúa el Delegado señala que los “verdaderos héroes se postran, a que pase sobre ellos el país, a que la verdad sacrificadora pase sobre ellos.” Y considera que serían crímenes aspirar a una distinción culpable; a no servir hasta el último hilo de las entrañas; a no esconder la verdad que puede dañarle, al que “estorba con esperanzas mentidas el juicio claro y la solución verdadera”; que el Partido vendiese a su pueblo y comprometer la guerra indispensable con revelaciones o insinuaciones. Y termina ese párrafo primero así: “Crimen sería ponerse, por no bajar la persona o confesar el error, en el canino de la patria.”
El segundo párrafo marca el deber moral del Partido, que ·”nació y vive rara la verdad de la patria, y para servir a la patria conforme a la verdad.” Su grandeza, indica Martí, está en “tener juntas, y en vías de acción, las fuerzas de una lucha previsora y cordial”; y grandeza mayor sería para él, si el esfuerzo fuese vano, así declararlo al país. A ello añade “para descanso de Cuba, que en el Partido “no hay cobardes morales; ni hay ambiciones ocultas ni reservas sombrías. Lo que se calla, de callarse ha, porque estamos en guerra, y la guerra ya lo es, en la prudencia y la sorpresa, desde que se la compone y prepara,”
Finaliza Martí expresa que el Partido, si encontrase escollos invencibles, lo diría el Partido “con las espinas en el alma y la luz en la frente. Y termina el texto aclarando que no hay fracaso a la vista: “Descanse Cuba: y fíe: porque hasta hoy, es himno lo que tenemos en nuestro corazón, lo que se ordena y triunfa en nuestro corazón, — y no es verdad que se nos niegue la patria.”
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