Carlos Manuel de Céspedes: alabanza a la virtud
19 de abril de 2021
| |Fotos: Alexis Rodríguez
Quise ser el Apóstol
de la nueva religión del trabajo y ruido,
y ya lanzando la tremenda prueba
a un pueblo quise despertar dormido,
y ponerlo en la senda con presteza
de virtud, de la ciencia y la riqueza.
Con la lectura de estos versos del poema “Contestación”, escrito por Carlos Manuel de Céspedes en 1852, dio inicio al acto en homenaje al aniversario 202 del natalicio del Padre de la Patria, una cita histórica que, al igual que la del 10 de octubre, caracteriza a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, y que en esta ocasión estuvo presidido por Michael Hernández, Director de Patrimonio de la institución.
En la antigua Plaza habanera que lleva el nombre del impulsor de la Revolución cubana pero que todos la conocen como Plaza de Armas, “hacemos la alegoría de lo que significaron todos los hechos, los grandes acontecimientos y procesos que tuvieron que ver con la guerra (…) pero en el caso del acto del 18 de abril – aclaró el investigador – es tan difícil en la vida real separar al hombre de su obra, o separar la personalidad de su obra; por eso hacemos la alegoría de algunas facetas, o lo que pudo significar ese mismo año la coyuntura histórica en la que nace Céspedes, y cómo después las diferentes experiencias de su vida fueron marcando su carácter, sus convicciones, los actos y las decisiones de llevar y ser el gran iniciador de la Guerra de independencia el 10 de octubre de 1868”.
La recordación de este mes de abril, marcado por el contexto de fuertes agresiones, el legado político e ideológico de Céspedes, fue recordado desde la interpretación de estos versos de aquel poema.
“Céspedes parte de ser el Apóstol; es decir, él tenía muy claro lo que es la vivencia y el sacrificio, de lo que conlleva ese sacrificio que tiene que llevarse a cabo para lograr una obra mucho mayor. Cuántas veces Martí diría también la necesidad de tener esa experiencia, la necesidad de la entrega total para llevar a cabo un acto tan importante como forjar una nación. Inclusive, muchas veces ese apostolado está identificado con el sufrimiento (…) El sufrimiento como camino de expiación, como camino espiritual de lo que debe ser para después emprender y tener la vivencia, porque del sufrimiento y del dolor se aprende, y creo que en la vida personal de Céspedes bastante pudimos verlo”, apuntó González.
El poema también nos presenta el gran compromiso que se asume al iniciar una obra, tal y como lo enfrentó Céspedes sin reparos, aquel décimo mes de 1868.
“Eso de ser el primero, la soledad del que inicia, el que parte sin la experiencia, aunque por supuesto sabemos que en la Guerra de independencia, antes del 68, hubo muchos intentos, inclusive algunos no tan conocidos por el pueblo cubano – aclaró Michael Hernández –; pero el hecho de romper completamente con la independencia, ser el primero que se atreve, es algo muy importante a tener en cuenta para hacer el verdadero juicio político de hasta dónde puede llegar la acción, hasta dónde puede llegar el pensamiento y hasta dónde sobre la base de la teoría podemos llegar a confluir lo que hizo Céspedes, que fue llegar a construir una nación”.
“Cuando se analiza el cúmulo de circulares, de resoluciones, decretos, su mismo diario – continuó el Historiador – se distingue la intención en serio de forjar una nación de la nada, con la experiencia de sus viajes, con la experiencia de sus contemporáneos, con la experiencia que le pudo suministrar las logias masónicas y todo el sistema de organización interna que existía ahí; que lleva por supuesto la capacidad del error y de la rectificación (…) Yo creo que esto es importante para entender las obras que se hacen: entender la verdadera dimensión de las obras que se hacen, en el hecho de romper algo y empezar a hacer algo que no existía. Yo creo que por ahí tiene que haber cierto análisis y cierta comprensión a la obra”.
Importante énfasis hizo el Director de Patrimonio de la OHCH al recurso poético empleado por el héroe cubano para referirse al nacimiento del sentimiento independentista cubano, que aun conservamos en nuestros días.
“Esto es una metáfora bella: «a un pueblo quise despertar dormido» (…) Yo creo que Céspedes trata de explicar en este verso que ese pueblo necesita despertar, pero ¿por qué estaba dormido exactamente? ¿Qué provocó que estuviera dormido dentro de la lógica colonial cubana de aquel siglo? La palabra de Céspedes en muchos de los casos es casi precursora del discurso de Martí «con todos y para el bien de todos», y es el vuelo de conocimiento y de preparación que tenía Céspedes: hombre de acción y hombre de palabra, las dos cosas que nunca podemos olvidar”.
La cita devino más que homenaje un encuentro para interpretar nuestra historia, para entender mejor nuestro presente, y homenajear – como nos enseñó Leal – no a figuras de mármol, sino a hombres y mujeres con una obra construida y una vida entregada por amor a su patria. En este sentido, Michael Hernández continuó su explicación reconociendo en aquella obra poética, que “la senda” se refiere al camino, es reconocer que el camino que estaba no es el correcto. Y “con presteza”, significa la urgencia del momento que hay que tener en cuenta. Yo creo que la misma decisión del alzamiento del 10 de octubre es un ejemplo claro de la presteza – opinó Hernández – de que si se demoraba más el alzamiento, podía fracasar.
“Y la última frase: «virtud de la ciencia y la riqueza». Qué bonito conjugar virtud, que significa todo el aparato de comportamiento ético, y la ética es esa gran apropiación de la tradición, de las costumbres, de las maneras de hacer las cosas, de la ciencia con lo que significa para Céspedes en ese concepto de mediados del siglo XIX; y la riqueza, por supuesto, como esa acumulación de riqueza también en su sentido material y espiritual. Me encanta ese final de Céspedes, cómo él tiene propuesto lo que sería después su proyecto de pueblo, su proyecto de nación. Es la concreción del estado nación que tendría Cuba el 10 de octubre de 1868”, concluyó el directivo.
Casi al culminar el acto de recordación a Céspedes a partir de la interpretación de este fragmento de su pensamiento político, el Director de Patrimonio de la OHCH se refirió a su vigencia en la Cuba de hoy:
“El simbolismo de esta frase – agregó – me hace pensar en nuestro presidente actualmente cuando está hablando del valor de la virtud. En nuestro caso es toda la constitución socialista y todos nuestros valores, toda la posición que se tiene con respecto a la ciencia como fuerza impulsora de la revolución en estos momentos. Y la riqueza, por supuesto, la riqueza que tiene que generar la ciencia unida con la virtud. Esa es la riqueza a la que quiere Céspedes referirse, no es a la riqueza por sí misma, la riqueza desalmada, sino la riqueza que se une de la conjunción de las dos primeras premisas”, finalizó.
Este 18 de abril, la figura del Céspedes está latente en el pensamiento revolucionario de cada cubano. Su estampa sigue firme ahí, en el centro del accionar que caracteriza nuestra historia, señalando el camino correcto y recordando los peligros que vive un pueblo si sostiene su mirada de rodillas.
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