El mundo de Alejandro
30 de marzo de 2021
|Por Amado San Miguel Pérez, especialista en proyectos culturales de la Oficina del Conservador de Baracoa
Uno de los hijos más genuinos de la Villa Primada “Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa”, cumple hoy 30 de marzo, 75 años, con un trabajo incansable, dedicado a divulgar, promover e investigar sobre la historia y la cultura local, y donde el trabajo comunitario es base esencial de sus objetivos. Nos referimos al Historiador de la Ciudad, Director de la Oficina del Conservador de Baracoa y Vicepresidente de la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, el Primado Alejandro Sebastián Hartmann Matos.
Son innumerables las personas que tienen el privilegio de contar con su cooperación, desde los niños, donde le proporciona un simposio, hasta aquellos que con canas beben de su fértil conocimiento, algunos temas del devenir histórico-cultural de la Ciudad Primada. En mi caso lo considero el artífice amigo que me acompaña en esta insipiente carrera que comienzo a transitar.
Con motivo de su 75 cumpleaños, les ofrezco algunas consideraciones de la vida de Alejandro Hartmann, expuestas por él, en entrevista que me ofreciera en exclusiva, para la revista “Ciudades en Red”, de Habana Radio.
– ¿Baracoa?
– A veces reflexiono y pienso que es mi respiración cotidiana, el espíritu que me acompaña desde que yo era un niño, cuando iba desde mi casa a contemplar y extasiarme con el Yunque, o de las ocasiones primeras que con mi padre fui por el río Toa y desde entonces siento un especial cariño por él. A pesar de mi vivencia por 20 años en La Habana, mi corazón siempre estaba trasladado a esta ciudad de encanto, mágica, que todos los días me arropa, me hace pensar, soñar. Pienso que es mi gran acompañante, de conjunto con mi familia, durante más de 55 años.
– ¿Estudios en La Habana y Eusebio Leal?
– Parece que fue ayer, pero hablamos de más de 45 años, cuando lo conocí, a través de mi mentor Hirán Dupotey, el que me indujo, preparó y consultaba de manera diaria y sistemática porque trabajaba en la Biblioteca “Rubén Martínez Villena” del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona donde estudiaba Literatura y Español. Dupotey estaba ligado a Emilio Roig y fue uno de los que me dijo que debía conocer a Eusebio, que ya está despuntando, haciendo de los Capitanes Generales todo un movimiento para que se conozca esta ciudad tan importante en la historia cubana.
Un día atravesando la calle Obispo, me lo encontré, lo saludé atrevidamente y le dije “Mire Eusebio, yo quiero conocerlo, soy Hartmann de Baracoa”, a lo que me respondió “Ah tú eres el apadrinado de Hirán Dupotey y de Rivero de la Calle (al que había conocido por mis inquietudes arqueológicas)”. De ahí comienza a fructificar una experiencia de amistad que tuve hasta su fallecimiento y al cuál siempre le expresé: “Tú serás imperecedero en el tiempo, sobrevivirás en esa magia de la Habana. Esta te pensará, te sentirá, y siempre estarás vivo en nosotros”. Ese es Eusebio el Patriarca, conductor, amigo, consejero, el que como figura irrepetible en la historia cubana, nos llevó a continuar su obra, a seguirlo, a poner todo nuestro empeño y sueño en cada una de las ciudades. Eusebio es eso, palabras faltan, todas para expresar la gradiosa vida y modestia de lo que es para nosotros, para Cuba y para mí en el orden personal.
– ¿Museo Matachín?
– Una novia inseparable, prendida en los abatares, las luchas, los combates museológicos y museográficos, en la insistencia para que los niños aprendieran a través de la investigación y los círculos de interés la historia local que iniciamos el 18 de octubre de 1981, hace 40 años. Es el que me llevó con unas maletas transitorias movibles a recorrer las montañas de difíciles accesos como el Naranjo del Toa, Mandinga, Yara, Majayara, Boma, para que los niños pudieran apreciar el patrimonio que atesoraba el Museo Matachín. Es la gran ensoñación hecha realidad, con un equipo especial, con el cual estoy muy satisfecho, que siempre se aunaron a mí, que me apoyaron y se empinaron conmigo en los diferentes proyectos que nos propusimos, dando el amor, cariño y afecto, porque cada una de las cosas que pensábamos, planificábamos y soñábamos se realizara.
Tengo el privilegio de ser después de Eusebio Leal, el director que más año se mantuvo en este tipo de institución. He tenido el honor de mantenerme y me mantengo porque aunque estoy ahora en la Oficina del Conservador, sigue siendo mi vida. He pasado en estos años más tiempo en el que en mi propia casa, más que una institución es una casa más, que está inserta en mi espiritualidad, con gran satisfacción, trabajo y el orgullo de la pasión que siempre le dedique a esa institución. El Museo me ha marcado y es parte indisoluble de mi vida.
– ¿Patrimonio Cultural y Natural de Baracoa?
– Sin pecar de chovinismo y localismo, siempre le he dicho a mis compañeros en distintos auditorios, que sus ciudades tienen cosas únicas: la Torre Iznaga es una cosa única; la ciudad maravilla tiene cosas únicas; las parrandas remedianas y de otras ciudades son únicas; el Camagüey de Guillén, de Ignacio Agramonte, de las iglesias y sus calles serpentiantes son únicas; el Santiago hospitalario, del Moncada, de la casa de Velázquez es único; el Bayamo de Céspedes; el Sancti Spíritus de Serafín Sánchez el general de las tres guerras, del Yayabo es único; el Matanzas del Sauto, de esa arquitectura neoclásica, la ciudad de los puentes es único; el neoclasisismo Cienfueguero es único. Cada una ha tenido un sello distintivo y Baracoa también.
En Baracoa no tenemos la grandiosidad de la arquitectura como estos sitios, pero tiene la peculiaridad de lo irrepetible en su patrimonio histórico como: haber tenido 7 días a Cristóbal Colón; haber sido, como dice nuestro escudo, la primera en el tiempo; la primera Catedral; fundada el 15 de agosto de 1511 por Velázquez, Hernán Cortéz y sus expedicionarios. Lugar de muchos sitios que han dignificado la cubanidad: la expedición por Duaba de Antonio y José Maceo y Flor Crombet; la expedición de Martí y Gómez por Playitas de Cajobabo, antigua región de Baracoa; la del Mayor General Calixto García por Maraví; las de Limbano Sánchez y la del hijo de Carlos Manuel de Céspedes, por Punta Caleta en Maisí; o la del General de División Francisco Sánchez Hechavarría por la ensenada de Taco, Nibujón; o sea Baracoa tiene sellos distintivos del patrimonio histórico cultural que nos dignifica, que nos señaliza, que nos da una peculiaridad diferente.
Pero también tenemos un patrimonio inmaterial muy rico como las comidas totalmente diferenciada del resto del país. El tetí es único como plato y pececillo transparente que entra con la luna menguante por nuestros 36 ríos; tenemos el bacán, ese tamal de plátano con leche de coco, que se le echa cangrejo o cerdo o tasajo muy diferente o señalizador. Tenemos también los orígenes del son como dijo Argelier León, cuando vio en Casa de las Américas el grupo Kiribá Nengón y dijo que eran células primitivas del son, un grupo portador que tiene más de 100 años, que de generación en generación se ha sostenido en el Güirito en una comunidad de cacaoteros. Y hablando del cacao, tenemos el chorote, esa bebida con leche de coco, que con harina se espesa, que solamente se degusta aquí.
Pero también está el patrimonio natural: ese Yunque, que el primero que lo describe es Colón, pero también tenemos nuestros ríos transparentes cristalinos otra de las cosas irrepetibles de la naturaleza. En nuestras montañas, cohabitan la segunda rana más pequeña del mundo; el almiquí prehistórico, conocido como Solenodón Cubano, con más de 300 años y la orquídea más pequeña del mundo. Un sistema montañoso con helechos arborescentes. Cuando visitas la vía Mulata, hay helechos de más de 1 kilómetros en diámetro, que son muy típicos diferenciadores de todos los que tiene este país. Los tibaracones, el hilo de arena entre nuestros ríos y el mar, como decía Núñez Jiménez, único de su tipo en la geografía mundial.
Todo eso ha conformado un gran sentimiento de orgullo para mí. Eusebio siempre me decía, “Tú eres un primado orgulloso de tu tierra” y yo le decía “El que ama su tierra, ama mucho más a Cuba y tú lo sabes mi querido Patriarca”.
– ¿La Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba?
– Debo empezar con un agradecimiento eterno a nuestro querido Patriarca, visionario enorme que tuvo una luz increíble, que siempre enfocó su presente con el futuro de manera extraordinaria. Concibió que su experiencia en La Habana, se debía aplicar en el resto de las ciudades patrimoniales cubanas. No solo en las ciudades fundacionales, sino en la que han tenido un papel importantísimo en el desarrollo de las esencias culturales de nuestro país. O sea primero agradecerle póstumamente en todo momento que la Red se haya creado en 2013, donde nos aglutinó, nos formó. De ahí empezamos todos las contiendas, con los adelantados de Camagüey, Trinidad, Santiago y Cienfuegos, que tuvieron la batalla primaria, y que hoy nos enseñan y transmiten sus experiencias de cada una con sus particularidades, con su personalidad propia que se ha convertido también en transmisores a las nuevas oficinas creadas con el último decreto 346 como Bayamo, Remedios, Sancti Spíritus, Matanzas y Baracoa. En proceso el Viñales extraordinario de los Mogotes Patrimonio mundial y el Guanabacoa con un sello de historia y de cultura extraordinaria. Red que ahora ya está formada y que empezamos poco a poco a gatear los que yo llamo los principiantes, que con todo amor en cada una de estas ciudades vamos a continuar la gran obra de nuestro querido Eusebio. Las ciudades patrimoniales indiscutiblemente van a jugar un papel fundamental para la conservación del patrimonio cultural que incluye el material, inmaterial y el natural también, un hito importante para el desarrollo local como han demostrado ser nuestras ciudades que tienen una significación para la cultura y la historia de este país.
– ¿Oficina del Conservador de la Ciudad de Baracoa?
– Siempre he dicho que soy un soñador incansable, contra vientos y mareas, de energías positivas y hemos empezado de la nada. Pero hemos empezado con algo más importante que las dificultades materiales que tenemos, dada la situación que vive el país, con la Covid, bloquedao, con dificultades económicas, una provincia que no tiene un sustento financiero en desarrollo de la industria como puntos importantes de la economía. Pero estamos ahí, con un equipo tan especial, con amor por lo que hace, hemos visitado más de 15 empresas, la población nos para y está contenta que tengamos esta oficina, nos ha acogido con mucho cariño y una serie de proyectos socioculturales para niños con enfermedades oncológicas, para niños de la enseñanza especial, para discapacitados, para mujeres emprendedoras a través de la Federación de Mujeres Cubanas. La población está convencida que esta Oficina va a permitir el mejoramiento de la ciudad en todos los aspectos de su patrimonio material e inmaterial. Hemos empezado, el tiempo, las acciones, porque la mejor manera de decir, decía Martí, es hacer y vamos hacer por los primados, por los baracoesos, por los baracoanos, estamos seguros.
– ¿510 años de nuestra adorada y querida Baracoa?
– Es la de todos los pobladores y comunitarios que donde estemos siempre decimos, somos de Baracoa, ese orgullo que llevamos entrañablemente en el espíritu, en el sentimiento todos los días. Esa Baracoa que va a recibir los 510 años con regocijo, con alegría, porque como dice nuestro escudo “Aunque soy la más pequeña, siempre seré la primera en el tiempo”. Estos 510 años que a pesar de las dificultades del momento, por la Covid, por la circunstancia que vivimos, por el bloqueo del imperio, vamos a acogerlo, quizás atendiendo el distanciamiento social, con nasobuco, realizando actividades On-line, pero lo vamos a celebrar y conmemorar. Es el 510 que ya las autoridades del Partido y el Gobierno están enfrascadas en su programa general. El Simposio que vamos a hacer por la Oficina, con invitados y expertos de la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales, visitantes distinguidos, especialistas que vamos a tener aquí, es decir la Oficina como parte esencial de esta celebración en apoyo a las autoridades pertinentes que se han propuesto que esos días de agosto estemos ahí, con exposiciones de pintura, con conferencias magistrales, con actividades para recordar el 13 de agosto, el 95 aniversario del natalicio de Nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, con dos ponencias locales que tenemos programadas, una referida a la presencia de Fidel en Baracoa y la otra acerca de un proyecto que realiza un campesino con la siembra de árboles todos los años por la efeméride. Será un momento para inaugurar una serie de obras propuestas para el mejoramiento de los servicios a la población, entre otras actividades.
– ¿Los 75 años del Primado?
– En 75 años, 53 de trabajo. De ellos: los primero 10 años en la actual provincia de Mayabeque, donde dirigí la primera escuela de estudio-trabajo del país la Antonio Maceo en Juan Borrer, Güines; fui director de la secundaria Bartolomé Masó en Güines; fui director de la Walter Urbicht y la Gilberto Arocha; después fui metodólogo en estrecha colaboración con el equipo nacional de Español y Literatura. En esos años estudiaba en la universidad por la noche, me formé trabajando y estudiando en la cerrera a la vez. Fueron 4 años con compañeros inseparables como Mireya y Martha. Fue para mí una experiencia muy linda, le agradezco a Güines, Mayabeque, San José, Madruga, San Nicolás, o sea, me sentí parte de esa población que hoy es una provincia. Son los primeros recuerdos indelebles de mis 75 años, como mis años de soldado en Baca Muerta, la unidad 2280 en San Antonio de los Baños, una experiencia en las FAR que me marcó, formó y que luego repercutió en mi vida posterior, en mi organización, en mi concepto de disciplina.
Después llego a Baracoa. Los amigos me decían en La Habana, “Hartmann te vas a subdesarrollar, que tú haces con meterte en esa Baracoa apartada”, a lo que yo le respondí, “Esa Baracoa apartada, pequeña, es parte de mi alma, es parte de mi espíritu, y esa es mi misión, irme para allá, no hacer como algunos que vienen y no regresan a vivir a su tierra”. Coincidió que mi esposa era de Caimanera y regresamos ambos para acá.
Con mi labor de investigación y espeleológica entré en la comisión de historia del partido con mi primera investigación acerca de la industria azucarera en Baracoa, que por orientación de Hirán Dupotey pude realizar. Vine y le agradezco a una persona que me acompañó por esas montañas y todos esos sitios que fue mi querido Ramón Carreño a caballo, a pie, y localizamos más de 14 trapiches azucareros, a través de las ruinas que han existidos.
Después trabajé 2 años en Educación de inspector de la enseñanza media general y preuniversitaria.
Luego un 20 de mayo del año 1980, pasé al Museo de la ciudad, a sugerencia de nuestro querido Antonio Núñez Jiménez, que le dijo a las autoridades del partido que él lo sugería, ya que conocía de mis actividades espeleológicas en La Habana con Rivero de la Calle y demás. Y prácticamente hasta el día de hoy, 40 años en el Museo Matachín, que han completado mis 75 años, 53 de trabajo, de manera ardua, soñador pertinente, incansable, batallador y llegaré hasta los 100, como genéticamente existe en mi familia. Tengo dos tíos de la parte materna que se murieron con 101 años, y de la paterna han existido hasta los 96 y 98 años.
Me tendrán siempre con la espada alzada, lista para el combate en todas las contiendas que me esperan en la Oficina del Conservador de la Ciudad de Baracoa, como mi séquito, con ese ejército extraordinario de compañeros especiales que se han unido en este batallar mío.
“75 años me parece que fue ayer, me quedan todavía unos cuantos más por vivir, por hacer, y por realizar en la Oficina”.
– ¿Sueños?
– Toda persona debe estar movido por las aspiraciones, por los deseos, por el mejoramiento humano, por los proyectos propuestos, y todo eso es sueño. Pienso que soñar es una posición imprescindible de todo hombre y mujer. Soñar es lo que nos impulsa, es lo que nos lleva a hacer con pasión y amor los proyectos que nos proponemos, los propósitos que queremos lograr, las metas que queremos alcanzar.
Soy un soñador, siempre lo he sido, y seguiré soñando hasta mis últimos momentos, siempre los sueños me acompañarán. A todos, les digo sueñen. Hay que soñar para lograr lo que uno quiere, lo que uno se propone.
– ¿La Familia?
– No me puedo quejar de la familia. Ha sido realmente comprensible conmigo. Un hombre que me he movido mucho en estos años, que soy una ardilla hacedora que no para desde que me levanto hasta que me acuesto, haciendo por Baracoa, divulgando a Baracoa, al Museo, no he parado, pero siempre en mi familia he encontrado la dulzura de la comprensión, de saber que lo que estoy haciendo es obra, no personal, sino para nuestro Baracoa, para nuestro país, porque hacer por Baracoa siempre he dicho que cada cual que hace por su territorio, está haciendo por este país bello que es Cuba. Mi familia es comprensión, entendimiento, apoyo, para lo que me propongo. Esa es mi familia. Feliz de mi familia.
Gracias a la magia de la radio, estas consideraciones acerca del mundo de Alejandro en su 75 cumpleaños podrá terminar con algunas palabras que el Dr Eusebio Leal Spengler diera hace 5 años en exclusiva para CMDX “La Voz del Toa” y que para mí resume la vida de este querido hijo de la Primera Villa de Cuba:
“Quisiera trasmitirle un mensaje de alegría y felicitación a mi hermano y amigo Alejandro Hartmann. Él dice que yo soy el Patriarca, pero verdaderamente el Patriarca es él.
Lo conocí hace muchos años, cuando me recibió en Baracoa, la Primada de Cuba y me llevó por el río Toa, en un cayuco o canoa. Fuimos subiendo y era la primera vez que yo navegaba por un río caudaloso y transparente. Venían la gente bajando con cocos y plátanos. Después comimos allí, los verdaderos cucuruchos de Baracoa. Allí comimos el bacán, y después me ayudó a encontrar quien me preparara un plato de Tetí.
Mi abuela y madrina adoptiva era de Baracoa y tengo siempre cerca de mi casa, una pintura obra del pintor Osorio, donde están pintados los bohíos y las casas de Baracoa. Y al final como cosa maravillosa el Yunque.
Ese es el mundo de Alejandro. El mundo por el que ha trabajado, por el que ha luchado. Por su pueblo, por su gente, con un enorme orgullo, llevado a cualquier parte del mundo, a cualquier latitud de la tierra.
Muchas gracias a él, por su vida, por su obra, por su ejemplo y sobre todo por su gran amistad”.
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