ALBA-TCP: fuerza real y activa
4 de marzo de 2021
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El XXI Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos, recién celebrado de forma virtual a partir de su Secretaría en Caracas –hoy acompañado por el boliviano Sacha Lorenti–, confirmó que esa organización multilateral no solo se mantiene sino también se desarrolla con nuevo impulso como una fuerza real y activa en la región.
Concebida por Hugo Chávez y Fidel Castro y apoyada por otros importantes y valiosos líderes latinoamericanos y caribeños como Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correa y varios primeros ministros de naciones del Caribe insular, como San Vicente y las Granadinas, Dominica, Antigua y Barbuda, Granada y Saint Kitts-Nevis, la ALBA-TCP inauguró en el continente un nuevo tipo de relación basada en principios insoslayables de solidaridad y complementariedad, integración, ayuda mutua y cooperación, con el más estricto respeto a la soberanía y la igualdad jurídica de sus estados miembros.
Se aprecia fácilmente que sus propósitos y su actuación difieren radicalmente de la desprestigiada y traicionada Organización de Estados Americanos (OEA), hoy conducida al abismo por Luis Almagro, a quien los propios Estados Unidos estarán buscando un relevo oportuno para salvarla antes de que la OEA fallezca de muerte natural, como consecuencia de sus fechorías, sumisiones y engaños.
Pero, por supuesto, no es misión de la Alianza Bolivariana competir con la OEA, aunque inevitablemente los pueblos de América hacen comparaciones y llegan a la conclusión de que mientras la ALBA-TCP defiende la independencia y la dignidad, desarrollando con eficacia la colaboración desinteresada y el respeto entre todos, el engendro caricaturesco de Almagro y Trump se hunden en medio del mayor descrédito, el intervencionismo y la desvergüenza.
Tal como se evidencia en esta reunión del Consejo Político, la devastadora pandemia de la COVID-19 resultó ocasión desventurada pero propicia para poner en acción una vez más los objetivos y mecanismos solidarios dentro de la ALBA-TCP, donde los miembros con mayores posibilidades comprometieron su apoyo y ayuda a los más débiles y necesitados para salir de la difícil coyuntura en un espíritu de verdadera hermandad, sin condiciones ni afán de lucro.
El régimen de Trump fracasó bochornosamente en sus miserables intentos por destruir a la Alianza Bolivariana, aunque se empeñó en ello mediante múltiples intrigas y algunas traiciones. La Alianza, sin embargo, resistió, siguió adelante y continúa impulsando proyectos decisivos como el Banco del ALBA y PETROCARIBE, con la participación de todos sus estados miembros.
Como curiosidad geográfica –pero no menos importante– subrayamos que la ALBA-TCP tiene presencia en todas las subregiones del continente: en el Caribe insular, Centroamérica y Sudamérica. Es sin dudas una fuerza real y activa en pleno desarrollo.
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