Resonancia sobre el casabe en la mesa turística
19 de febrero de 2021
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El pasado 12 de febrero publiqué en este mismo sitio un artículo titulado El casabe en la mesa turística cubana, que trataba sobre la necesidad de llevar al casabe, símbolo de la cocina más autóctona, a planos relevantes dentro de las ofertas de nuestras instalaciones de restauración gastronómica. Para ello me valía de algunas informaciones periodísticas aparecidas recientemente, de mi experiencia personal y ciertas representaciones aparecidas en sitios regionales. El propio día 12 la repercusión fue inmediata. El ingeniero Yoel Fontaine, apasionado promotor en La Habana de la proyección del casabe como producto tradicional por excelencia, y su entusiasta y activa colaboradora Yudisley Cruz, nos pusieron al tanto de la actualidad del aprovechamiento del casabe en la escena habanera. No faltó la percepción aguda de mi amigo Raulito Smith que sirvió para alinear la intención.
Como es algo que tengo interés lo conozcan muchos, en breve, recalco parte de las informaciones recibidas:
– En función del destino culinario, se ha logrado estandarizar varias formas de las piezas de casabe.
– Un hecho que limita su aprovechamiento está basado en la falta de hábito de consumo, el desconocimiento generalizado sobre este alimento y las disímiles maneras de prepararlo. Temas no menores a los que dedican buena parte de sus esfuerzos.
– En la situación normal de 2019 fueron unos 10 los establecimientos habaneros que incluyeron el casabe en su menú. En algunos de ellos fueron visibles ofertas muy creativas y cada vez más cercanas al plato principal. En 2020 se incorporó una decena más, pero las reglas excepcionales del momento han obligado, generalmente a unos y otros, a propuestas simples.
– La mayoría utiliza una sola forma de casabe para un único plato. Otros, utilizan una sola, pero para todos los entrantes y principales que lleven salsas. Algunos lo ofertan en su condición natural, horneado o frito.
Por sus relatos y las muestras que a continuación exponemos sobre una utilización culinaria del casabe más allá de la rutina, consideramos que nuestras ideas no solo no están fuera de lugar, sino que van tomando forma gracias al empeño de estas y otras personas que sopesan la importancia de nuestra insignia culinaria y la están llevando al lugar que la historia le asignó por derecho
Por lo pronto, comparto con los lectores las imágenes –hablan por sí solas– de hechuras elaboradas en los sitios mencionados, que nos ubican en el contexto del ciclo productivo que va floreciendo: diversos ejemplares y formas del producto clave, elaboraciones que provienen tanto de restaurantes bien plantados como de otros más sencillos expuestas en ferias expositivas y ocasiones puntuales. No faltan los intentos personales.
Como corresponde al momento, en la próxima entrega abordaremos otra interesante arista del añejo amigo que a más de medio milenio se nos aparece rejuvenecido y radiante.
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