Ciudad de encantos
2 de febrero de 2021
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Camagüey celebra su aniversario 507 este 2 de febrero del 2021, justo el Día de la Virgen de la Candelaria, nombrada Patrona de la ciudad. La antigua villa de Santa María del Puerto del Príncipe es una región de encantos irresistibles, que se expresan en sus edificaciones, la elegancia de sus habitantes y la vida cultural que acompañan los días y noches de la urbe que vio nacer a Gertrudis Gómez de Avellaneda, Silvestre de Balboa, Ignacio Agramonte y otras personalidades valiosas de la nación.
Con uno de los entramados urbanos más enigmáticos de Cuba, Camagüey impresiona y atrapa a sus visitantes. Un destino para comulgar con el arte, desde múltiples expresiones, y un sitio también para deleitarse con la maravilla de sus paisajes, la irregularidad de las calles y el exotismo de una ciudad con espacios amplios y mucha luz.
El Historiador de Camagüey, José Rodríguez Barreras, habló a Habana Radio, en el contexto de la reunión de la Red de Oficinas celebrada en 2018, de la arquitectura predominante en la otrora villa. “Es una ciudad eclética con un sistema de plazas y plazuelas, y una trama urbana formada a partir de cinco espacios fundacionales, donde hay una relación directa entre la iglesia, el barrio, la plaza y la feligresía”.
“A finales del siglo XIX empieza la ciudad a crecer y comienzan los estilos arquitectónicos. Se produce una yuxtaposición de los mismos: el art decó y art nouveau sobre las viejas edificaciones, en la trama originaria llamada ciudad del siglo XVIII. Después la urbe crece formando dos grandes brazos hacia el norte y al este, donde se localizan barrios importantes, por lo que la configuración urbana cambia totalmente”, explica.
La virtud de tener a Agramonte
“El diamante con alma de beso”, como calificó Martí a Ignacio Agramonte es una figura de sumo respeto en esa provincia. Tal es así que, en ninguna otra región del país, los ciudadanos se conocen por tener dos epítetos a la vez con excepción de Camagüey. Ellos se identifican como camagüeyanos y agramontinos, y no esconden el orgullo de tener entre sus ídolos al hombre que protagonizó el rescate a Julio Sanguily.
“Agramonte es un fenómeno único —asegura Rodríguez Barreras— hay una relación muy fuerte con el Mayor y la morfología de la ciudad, y se manifiesta en que los lugares principales tienen que ver con él, desde hace muchos años: su casa natal, la iglesia donde lo bautizaron, el bufete en el que trabajó por corto período de tiempo, el parque que lleva su nombre – antiguamente la Plaza de Armas – y también la iglesia de San Juan de Dios. Es muy difícil no reconocer esta alusión, incluso para los visitantes”.
De las historias de amor más recordadas durante la etapa independentista sobresale la relación entre Ignacio Agramonte y Amalia Simone. Al respecto añade el Historiador de Camagüey: “Es una de las historias más bellas, precisamente porque mantuvieron su relación en condiciones muy difíciles y quedó perpetuada en el epistolario de ambos. En esas cartas se reflejan las vicisitudes y lo que hicieron para sobreponerse a las circunstancias de la guerra. Ellos escribieron, en la historia nacional, una de las páginas más hermosas de amor”.
“Las cartas son también reflejo de la personalidad de Ignacio, un hombre sin tacha, de un civismo y educación extraordinaria. No podría esperarse otra actitud de él que no fuera la dedicación y amor que le profesó a su adorable Amalia y a la nación cubana. Amalia va a los Estados Unidos. Allí tiene una vida difícil y regresa finalizada la contienda, e incluso participa en la inauguración de la estatua ecuestre de su querido amor”, precisa Rodríguez Barreras.
“Ignacio muere con 32 años en pleno desarrollo como hombre. Se trunca una vida demasiado rápido. Era un hombre con una educación sin límites y una formación republicana importante, y de una familia con mucha connotación en el Camagüey de aquel entonces”, reconoce.
Igualmente, la historia de Cuba recoge dentro de sus memorias las contradicciones entre Carlos Manuel de Céspedes y Agramonte durante las gestas independentistas. “No es secreto para nadie que tuvieron diferencias con respecto a las dos posturas que llegan a Guáimaro, el lugar de la primera Constitución. Céspedes le llevaba 20 años a Ignacio, era un hombre maduro con más experiencia en la vida. En realidad, nunca tuvieron divergencias en lo que querían, la manera de lograr ese propósito sí era diferente, o sea, por caminos distintos. Agramonte, a partir una visión republicana, y el Padre de la Patria con un enfoque de la necesaria unidad y mando único para lograr la independencia de Cuba”, comenta el Rodríguez Barreras.
Cuestiones de Fe
Desde los tiempos de la colonia, el pueblo camagüeyano presenta una religiosidad asociada, en primera instancia, al catolicismo y, como es lógico, se observan diferentes credos y sistemas de fe de diversa índole que evidencian el amplio legado cultural y social de la antigua villa.
“El mapa de la religiosidad en Camagüey se ha transformado bastante. En el siglo XX, con la presencia norteamericana en la intervención en la guerra de independencia, vienen desde los Estados Unidos denominaciones protestantes. También con el aumento en los precios del azúcar entran braceros, o sea, haitianos y jamaicanos que vienen como cortadores de caña. En el caso de Camagüey es muy importante la presencia de los haitianos, además de chinos y los llamados polacos (que son los hebreos)”, afirma el historiador.
“La religiosidad afrocubana llega posterior con respecto a otras regiones del país, donde desde el siglo XIX era fuerte, lo cual tiene una explicación: la base económica de Camagüey fue la ganadería. No es hasta el siglo XX que empresas norteamericanas y algunos criollos invierten y construyen varios centrales. Antes de esto, lo esclavos eran mayormente doméstico”, aclara.
Para José Rodríguez Barreras, “hoy se puede decir que hay un predominio de la iglesia católica, pero con otros matices. Ya no es mayoría, pues hay otras denominaciones que incluyen el panteón yoruba, el protestantismo, así como la religiosidad de las culturas haitianas y jamaicanas que forman parte de nuestro mosaico cultural”.
Futuro y permanencia
Más de medio siglo como uno de los lugares de mayores atractivos en Cuba, Camagüey hace gala de sus tradiciones, de su geografía citadina difícil de memorizar y de las buenas prácticas encaminadas al cuidado del sistema urbano, gracias a la campaña de bien público “Ciudad que vivo, ciudad que soy”, realizada desde hace años por profesionales de la Oficina del Historiador en esa provincia, con resultados evidentes.
En sus 507 años, Camagüey es orgullo y vehemencia, también símbolo de bienestar. Se trata de una ciudad que expande sus horizontes creativos ante las nuevas realidades y sabe que, en su patrimonio, reside una de sus principales fortalezas ante el mundo.
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