ribbon

Francis Drake y Henry Morgan

27 de enero de 2021

|

 

84670-004-A196996F

 

La llegada de Cristóbal Colón a las tierras de América amplió los confines del planeta hasta entonces conocidos. El bojeo paulatino de las nuevas costas, el descubrimiento de territorios y de islas, la posibilidad de acumular riquezas con escaso esfuerzo y algunos otros factores, alentaron el desarrollo de la piratería en el Mar Caribe.

De entre los diversos focos hacia donde estos bandoleros del mar podían enfilar las proas, La Habana resultó uno de los favoritos. Un marino inglés de la segunda mitad del siglo XVI, que además tenía el título de Caballero y se nombró Francis Drake, se convirtió en el azote de las Antillas. Con el concurso de una poderosa flota Sir Francis Drake se apoderó de Santo Domingo en enero de 1586 y después navegó hacia occidente para llegar hasta las proximidades de la ciudad de La Habana. Imaginamos que los vecinos no estarían muy tranquilos ante la inminencia del ataque. Así pues, solicitaron la ayuda de otros pueblos del interior de la Isla. ¡Hasta de México llegaron provisiones! Por espacio de varias semanas se mantuvo la vigilancia sobre la flota del almirante inglés.

Drake parecía estar observándolo todo con su catalejo. Calculó el número de los defensores de la plaza habanera que pensaba atacar, dedujo la cantidad de armas de que disponían, pensó que la aventura le iba a costar demasiado cara… y por último se retiró en busca de una presa más fácil.

Hacia finales de mayo de aquel mismo año de 1586 dobló el Cabo de San Antonio, abasteciéndose de agua en la región occidental de la Isla. El 4 de junio se recibieron noticias de que su flota se hallaba mar afuera. ¡Y los habaneros respiraron de nuevo tranquilos!

 

morgan_henry

 

Pero eso no fue todo. Otro pirata muy famoso, y de la misma nacionalidad, pero este del siglo XVII, lo fue Henry Morgan, quien tuvo por base de operaciones la isla de Jamaica, desde la cual se autoproclamó pomposamente “jefe de los bucaneros”.

Entre sus planes consideró Morgan un ataque a La Habana, aunque descartó la idea porque nuestra ciudad capital tenía fama de plaza bien fortificada y el empeño era difícil. Entonces tomó el rumbo de la ciudad de Puerto Príncipe, una de las más ricas del interior de la Isla, y allí sí que no se detuvo ante nada. Los camagüeyanos resistieron con valor y a Morgan le costó buen trabajo conseguir el botín, que para mala suerte suya no resultó tan cuantioso como él esperaba.

Ni Francis Drake ni Henry Morgan lograron sus fines invasores contra La Habana. En verdad, no llegaron ni a lanzar un cañonazo. Mucho mejor así.

Galería de Imágenes

Comentarios