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Derechos de niños, jóvenes y ancianos (III)

1 de mayo de 2013

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Cuando en la fría sala de reuniones de las oficinas de Naciones Unidas en Ginebra, Cuba presente el informe completo sobre el respeto a los derechos humanos, estoy seguro que no pocos de los presentes se quedarán atónitos, al saber una verdad de la que la gran prensa occidental no se hace eco.

En el documento cubano se destaca la atención a los niños y niñas que reciben cuidados en 1 102 centros para infantes y pre escolar, con una matrícula de 134 110 menores, atención que beneficia a su vez a 121 607 madres trabajadoras.

Igual garantía hay al derecho humano para con los 2 947 696 jóvenes, y el mejor ejemplo son las medidas adoptadas en el año 2011 que permitieron que 41 417 de ellos adquirieran tierras en usufructo para la producción de alimentos, fundamentalmente.

En Cuba, según refleja el Informe, “el consumo y tráfico de drogas ilícitas no es un problema de impacto social, gracias a la labor educativa y de prevención llevada a cabo por el Estado. No existe en el país crimen organizado ni bandas juveniles dedicadas a la delincuencia”.

¡Cuán distinta es la situación en comparación con países de la región y hasta con los propios Estados Unidos!

Otra prioridad es la atención al adulto mayor, más cuando Cuba está entre los 50 países con más proporción de personas con 60 años o mas, “gracias a los positivos resultados de la política de desarrollo social y derechos humanos del país”.

Un aspecto sobresaliente, resulta que la esperanza de vida al nacer alcanza los 77,97 años como promedio. Hasta el 2011, los adultos mayores representaban el 18,1% de la población total y sumaban un total de 2 038 453 habitantes.
En lo referido al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, trazados por la ONU, Cuba ha cumplido gran parte de las metas establecidas.

La erradicación de la pobreza extrema y el hambre; el logro de una  enseñanza primaria universal; la promoción de la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer;  y reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años, son objetivos ya alcanzados con creces por nuestro país, bloqueado por la mayor potencia económica y militar del planeta.

Hoy  “Cuba es un país de alto desarrollo humano, que ocupa el lugar 51 entre 187 estados, de acuerdo con el “Informe de Desarrollo Humano 2011”.

Adicionalmente, según el “Índice de Desarrollo Humano No Económico”, se encuentra en el puesto 17 a nivel mundial, siendo el país en desarrollo con mejores resultados”.

En un aspecto tan importante y sensible como el derecho a la salud, en nuestra nación ese derecho es universal y gratuito. Destaque particular tiene que en 2012 se alcanzó una tasa de mortalidad infantil de 4.6 por cada mil nacidos vivos, la más baja de América Latina y el Caribe. Ese año la mortalidad materna fue de 21.5 por 100 000, ubicándose entre las más bajas a nivel internacional.

El Programa de Vacunación garantizó una de las más amplias coberturas de inmunización en el mundo, permitiendo la prevención de 13 enfermedades. Ello ha contribuido a la eliminación de la malaria, poliomielitis, difteria, tosferina, sarampión, rubéola, síndrome de rubéola congénita, tétanos neonatal y meningitis tuberculosa.
Todas estas realidades de cómo un país puede y debe respetar los derechos de los seres humanos, en el caso cubano han ido aparejadas de una gran solidaridad internacional, donde cientos de miles de médicos, enfermeras, técnicos de la salud, educadores y otros profesionales han brindado sus servicios en decenas de naciones pobres del planeta.

Contrasta esa solidaridad cubana con la nada solidaria misión de las naciones ricas que han llevado y siguen llevando las guerras y la muerte, allí donde solo eliminando el hambre y las enfermedades podrían acabarse los conflictos.

 

 

 

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