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Chile: abriendo las grandes alamedas

29 de octubre de 2020

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Casi medio siglo ha transcurrido del histórico y fatal momento en que el Presidente héroe y mártir Salvador Allende predijo que en Chile volverían alguna vez a abrirse “las grandes alamedas por donde transitará el hombre libre”.

La predicción de Allende parece ir cumpliéndose, no sin que mediaran duras, prolongadas y sangrientas luchas populares iniciadas contra la cruel tiranía implantada por el golpista Pinochet con el apoyo desvergonzado del entonces régimen imperialista yanqui de Nixon-Kissinger y continuadas frente a los gobiernos neoliberales que no fueron capaces de revertir la situación de grave desigualdad, miseria y explotación que hundieron a Chile como el país de más inequidad en el continente, bajo una aparente y falaz “tranquilidad social”.

Pero Chile despertó y de qué manera. No es momento de discutir ahora si podía haberlo hecho antes; eso quedaría para el futuro de estudiosos y académicos. El hecho cierto es que allí esté teniendo lugar una sacudida social y política como hace mucho tiempo no se verá en América Latina y –como queda demostrado una vez más– cada pueblo se levanta en su momento, con sus propias tradiciones y sus condiciones concretas.

La semilla sembrada por Allende y por el movimiento popular –que caracterizó al pueblo chileno y sus organizaciones desde hace cientos de años y condujo al triunfo de 1970– ha vuelto a fructificar, en medio de circunstancias distintas pero catalizadoras igualmente de la rebeldía y las ansias de justicia de un pueblo que ha visto frustrados sus anhelos una y otra vez por la oligarquía y los viejos políticos, en contubernio siempre con el imperialismo de Estados Unidos.

Todo ello explica la histórica victoria alcanzada en el plebiscito constitucional, en especial el derecho a integrar una asamblea constituyente libremente elegida para redactar la nueva Carta Magna que ponga fin a la vigencia jurídica del pinochetismo –neoliberalismo incluido– aún pendiente.

Si nos referimos a las etapas más recientes de la lucha popular sostenida y sin tregua, a pesar de la pandemia COVID 19, se destaca la participación valerosa y activa del estudiantado de secundaria y universitario, así como la inserción inédita del discriminado pueblo mapuche que ha unido sus fuerzas a los movimientos sociales y forjado con ellos un frente común.

Falta, sin embargo, un largo camino por recorrer y está erizado de peligros, trampas y dificultades para que el pueblo chileno arribe victorioso a la meta en esta etapa, al menos hasta el logro de una nueva Constitución.

Por eso necesita y se merece la solidaridad de todos sus hermanos latinoamericanos y caribeños.

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