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Reconstruir Bolivia

26 de octubre de 2020

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No llegó al año el gobierno golpista en Bolivia, y ya el país suramericano tendrá que ser reconstruido económica y socialmente, porque en lo político un pueblo desarmado demostró por primera vez como se puede vencer electoralmente a usurpadores que se sustentaron en la fuerza de las armas, la corrupta oligarquía nacional y el imperialismo norteamericano.

Era tanto lo que se ha destruido en Bolivia y tanto el repudio de un pueblo mayoritariamente indígena, que la racista gobernante tuvo que reconocer la aplastante victoria popular en primera vuelta del ahora presidente electo, Luis Arce, quien obtuvo aún más votos que cuando Evo fue depuesto por el Ejército y la policía, tras la preparada declaración de la desprestigiada Organización de Estados Americanos de que no avalaba la votación a favor de Morales.

Pocos meses le bastó al impopular gobierno para hacer retroceder la economía de una nación que durante la gobernanza de Evo había crecido mucho más que cualquier otra nación de la región, además de haberla endeudado sobremanera por acceder a préstamos del Fondo Monetario Internacional y otros entes que colaboran repetidamente con elementos ligados a los “fondos buitres”.

El desempleo, la extrema pobreza, el llevar a la penuria a un millón de bolivianos, en su mayoría indígenas, no bastó a un régimen cómplice de robos descarados que han permanecido impunes, así como culpable de más de 8 000 muertes por la epidemia de la COVID-19, acerca de la cual la mandataria autorizó la compra de insumos cuatro meses después de haber brotado el mal, y eso cuando fue víctima de la enfermedad, junto a otros ministros y asesores.

Se habla de que el país debe ser reconstruido con ayuda de todos los bolivianos, pero, realmente, hay que ver si se acepta la de quienes ordenaron o participaron en las masacres de indígenas, encerraron a simpatizantes de Evo, persiguieron e incendiaron casas de sus familiares, al igual que les ocurrió a sus ministros, mientras en las calles elementos paramilitares golpeaban a diestro y siniestra e  incluso arrastraron por las calles a mujeres indígenas conocidas como polleras, por su vestimenta.

El ultraderechista Camacho, quien obtuvo el tercer lugar en la votación presidencial, muy alejado de Mesa y aún más de Arce, ahora llama a la insubordinación y no aceptar los resultados, y para ello promueve desórdenes en los tres departamentos donde no ganó el Movimiento al Socialismo, que sí lo obtuvo en los otros seis,

Camacho, creo, debe haber tenido estrechos contactos con la gusanera de origen cubano en Miami, porque cuando se produjo el golpe contra Evo pidió que le dejaran tres días de libertad para eliminar a quienes le estorbaban, tal como hicieron algunos que otros anticubanos que pensaban que la invasión por Playa Girón derribaría al Gobierno Revolucionario encabezado por Fidel Castro.

Y es bueno traer estas cuestiones a colación, porque se afirma que hay un pacto para que durante tres meses los involucrados en el gobierno golpista derrotado en las urnas no abandonen Bolivia.

El capítulo relevante sería con los jefes del Ejército y la Policía que actuaron en complicidad con el Imperio para obligar a Evo a abandonar Bolivia, con la amenaza implícita de que ocurriría un baño de sangre.

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