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José Martí. Labor de los hombres y mujeres en defensa de la humanidad

15 de septiembre de 2020

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Martí y las milicias campesinas, 2002 José Gómez Fresquet Martí y las milicias campesinas, 2002 Obra digital 50 x 60 cm

“Martí y las milicias campesinas”, 2002, José Gómez Fresquet, Obra digital, 50 x 60 cm

 

El tema de los destinos de la humanidad y como debían actuar los seres humanos para proteger el mundo y propiciar su desarrollo, cuestión que hoy tiene una vigencia extraordinaria, también fue objeto de análisis por José Martí.

En un trabajo publicado en La América, en Nueva York, Estados Unidos, en julio de 1884, Martí resaltó que la humanidad no se redime sino por determinada cantidad de sufrimientos y cuando unos la esquivan, es preciso que otros la acumulen, para que así se salven todos.

También comentó acerca del significado de las distintas etapas vividas por los pueblos, y señaló que éstas no se cuentan por sus épocas de sentimiento infructuoso, sino por sus instantes de rebelión.

Para Martí los hombres que ceden no son los que hacen los pueblos, sino los que se rebelan, y además llegó a plantear que los pueblos, como las bestias, no son bellos cuando bien trajeados y rollizos, sirven de cabalgadura al amo burlón, sino cuando de un vuelco desensillan al amo.

Martí aseguró que los que desconfían de la humanidad son los cobardes y los míseros. Esto lo precisó en un trabajo sobre Francia publicado en la Opinión Nacional de Caracas, el 7 de marzo de 1882, en el que igualmente manifestó: “¡Los hombres serán hermanos, en tanto que los reúna la común contemplación de las obras hermosas!”

Martí planteó que aunque el hombre pueda ser feo, la humanidad siempre es hermosa y agregó en este caso en un trabajo titulado Invierno norteamericano, reflejado en La Nación de Buenos Aires, Argentina, el 9 de marzo de 1888: “La humanidad es alegre, paciente y buena.”

Muy importante fue para Martí que los seres humanos tomaran conciencia y se dispusieran a colaborar en aras de lograr el desarrollo del mundo.

En Patria, el 19 de marzo de 1892, hizo, por ejemplo, el siguiente planteamiento: “La cobardía y la indiferencia no pueden ser nunca las leyes de la humanidad. Es necesario, para ser servido de todos, servir a todos.”

Martí significó lo necesario que resultaba de vez en cuando sacudir al mundo para que lo podrido cayese a tiempo. Esto lo expuso en La Nación, de Buenos Aires, en la edición correspondiente al 13 de mayo de 1883. También manifestó que urgía ver cómo es el mundo para no convertir en montes las hormigas.

Otra importante reflexión al respecto hizo en una de las ediciones de la revista La Edad de Oro que concibió y escribió en 1889 de manera muy especial para los niños de América.

En el trabajo titulado “Un paseo por la tierra” de los anamitas señaló: “…el mundo es un templo hermoso, donde caben en paz los hombres todos de la tierra, porque todos han querido conocer la verdad, y han escrito en sus libros que es útil ser bueno, y han padecido y peleado por ser libres, libres en su tierra, libres en el pensamiento.”

Y en la sección identificada como “La Última Página”, incluida en las cuatro ediciones de La Edad de Oro, instó a los niños lectores de la publicación y a todos los seres humanos a conocer las fuerzas del mundo para ponerlas a trabajar.

Martí enfatizó que lo que hace crecer al mundo como tal no es el descubrir cómo está hecho, sino el esfuerzo de cada uno para descubrirlo.

Y en una carta enviada a Rafael Serra, fechada en Nueva York en marzo de 1891, también expuso la siguiente consideración: “El mundo al fin y al cabo está en lo que es, y no a lo que parece. Donde la igualdad resulta patente por los hechos, un día sobre otro, no próspera la prédica de la desigualdad.”

Como se puede apreciar por los ejemplos anteriormente citados Martí se preocupó no solo por lograr un mejor futuro para su tierra natal, luchando por liberar a Cuba del dominio colonial español y por alcanzar el establecimiento de una república digna y democrática, sino también por la situación de otros países y regiones del mundo y por el destino de la propia humanidad.

Estuvo consciente que unos están en el mundo para minar y para edificar están otros y él con su prédica y con la fuerza de su ejemplo quiso hacer valedero lo que había expuesto en el trabajo titulado Sobre los oficios de la alabanza, publicado en Patria, el 3 de abril de 1892: en el que aseguró: “La generosidad congrega a los hombres, y la aspereza los aparta.”

En correspondencia con lo que planteó tanto en discursos, trabajos periodísticos e incluso en cartas Martí actuó durante su breve pero fecunda existencia.

Él hizo realidad lo que en una emotiva carta por ejemplo dirigida a su querida madre, fechada en Nueva York, el 15 de mayo de 1894le aseguró: “Pero mientras haya obra qué hacer un hombre entero no tiene derecho a reposar.”

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