EE.UU.: aislamiento sin precedentes
15 de mayo de 2020
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Mientras transcurren las medidas de aislamiento social como consecuencia de la COVID-19, otro tipo de aislamiento tiene lugar pero de carácter político internacional o diplomático -como quiera llamarse-, y este tiene como víctima al actual gobierno imperialista de Estados Unidos.
El régimen de Trump, con sus desatinos, irracionalidad, soberbia y afanes hegemónicos anacrónicos y absurdos, ha sido el causante de tal situación, arrastrando como nunca antes al país imperial a la categoría de paria internacional, abandonado aun por sus propios aliados y socios.
Ello no es de extrañar, cuando el mismo mandatario yanqui y algunos de los suyos -como Pompeo. Kozak o Abrams-, no se cansan de insultar con arrogancia al resto del mundo, que no coincide con sus delirios y toma distancia.
En medio de un cuadro internacional extraordinariamente complejo, agravado por la pandemia, a Trump se le nota desesperado por su reelección -que suponía asegurada-, y eso lo convierte cada vez más en errático, perverso y peligroso, ignorante de las realidades que lo rodean.
Un claro ejemplo acaba de ocurrir en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas donde se discutió la proposición de Francia y Túnez para decretar un cese al fuego global durante la pandemia del COVID-19, sobre todo en las zonas de conflicto armado, a fin de facilitar su enfrentamiento.
Nada más noble y oportuno que un acuerdo en ese sentido, respondiendo a una apelación del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien llamó a un alto al fuego global inmediato.
El régimen de Trump impidió esta iniciativa, que había recibido el respaldo unánime de todos los miembros del Consejo de Seguridad con excepción de EE.UU., y de este modo confirmó su aislamiento sin precedentes de la comunidad internacional, que observa las sucesivas torpezas del Imperio con una mezcla de incredulidad, alarma e indignación.
En cuanto al pueblo estadounidense -en especial su electorado vísperas de comicios presidenciales-, es habitual escuchar que los temas de política exterior no son los más influyentes a la hora de sus opciones electorales y que en general allí se presta poco interés a la actuación internacional del Imperio, dependiendo de las informaciones que emite el gobierno de turno. Solo escogidos círculos académicos van más allá en sus percepciones y análisis.
Sin embargo, la situación de aislamiento, rechazo y desprestigio en que el régimen de Trump ha sumido a Estados Unidos en el breve plazo de cuatro años no es fácil que haya pasado inadvertida para un amplio sector de la población y -con excepción del trumpismo fanático-, pudieran añadirse a otras numerosas expresiones de insatisfacción y repudio.
Se agregarían al espantoso legado de ciel mil cadáveres que la COVID de Trump va a dejarles.
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