Reelección en vilo
2 de abril de 2020
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¿Será Donald Trump la primera víctima política de la pandemia Covid-19? Es la pregunta que hoy con insistencia se hacen ya los observadores, analistas, medios de prensa y otros expertos en Estados Unidos y otros países del mundo. La errática trayectoria del régimen de Trump y los suyos desde los mismos instantes en que se inició la epidemia dentro del país imperial ha sido –según la opinión generalizada– causa fundamental de la trágica situación que hoy se enfrenta, convertida esa nación en epicentro mundial de la Covid-19, acercándose a los cien mil infestados en un plazo relativamente breve.
A la tardía percepción de riesgo, desastrosa planificación, ineficiencia y negligencia mostradas por el ególatra y soberbio mandatario se sumaron las informaciones engañosas, contradictorias y confusas, brindadas con el propósito de restar importancia a la epidemia que avanzaba sin cesar.
Las consecuencias económicas que seguramente tendrá la actual crisis epidemiológica se añaden para poner en vilo la reelección trumpista, que enarbolaba como bandera los supuestos logros de su Administración en esa materia, en especial de lo tocante al empleo. Todo indica que esas consecuencias estarán lejos de desaparecer para el venidero noviembre, cuando los comicios presidenciales deben llevarse a cabo.
Mientras tanto, las diversas encuestas siguen dando al eventual candidato demócrata Joseph Biden como ganador electoral por ventaja de 10 puntos en algunas de ellas. No obstante, téngase en cuenta que el peculiar sistema electoral de Estados Unidos no permite mucha precisión a las encuestas y que allí se puede ser electo presidente teniendo menos votos que su rival, tal como sucedió a Trump en 2016.
En medio de la agravada epidemia no puede tampoco subestimarse el impacto que pueda tener en buena parte del electorado la arremetida del régimen trumpista contra los programas sociales, que resulta brutal dentro del proyecto de Presupuesto 2020-2021, equivalente a 2 mil millones de dólares y afectando a programas de larga data como Medicaid, Medicare y el programa de seguro de salud para Niños.
Poco antes de que llegara la Covid-19 el líder demócrata del Senado, Charles Schumer, había declarado: “Como es típico, el presupuesto del presidente Trump muestra que su discurso sobre el Estado de la Unión fue mentira sobre mentira para el pueblo estadounidense… Al proponer recortes severos a Medicaid y Medicare, el último presupuesto del presidente Trump es simplemente una continuación de su guerra para arrancar la atención médica de millones de estadounidenses, incluidas personas con afecciones preexistentes”.
Para Estados Unidos todavía no ha llegado lo peor de la pandemia, según los propios especialistas de ese país han alertado, pero es difícil suponer –aun desde ahora– que el electorado estadounidense no haga recaer sobre el régimen de Trump y los suyos la tamaña irresponsabilidad demostrada, que ya cuesta al país muchas más bajas que varias guerras.
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