Una vacuna personal
31 de marzo de 2020
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La gripe o influenza es una enfermedad infecciosa respiratoria aguda causada por un grupo de virus llamados virus de la influenza, del que existen tres serotipos denominados A, B y C. De ellos es el A el responsable de la mayor parte de las epidemias.
El virus de la influenza se transmite de persona a persona cuando alguien infectado tose, estornuda o habla, expulsando pequeñas gotas de saliva que pueden caer en la boca o nariz de las personas que están cerca, propagándose así la enfermedad. Otra forma de contagio también se produce al tocar superficies u objetos contaminados con el virus y después tocarse la boca, la nariz o los ojos.
A pesar de que la mayoría de los afectados por el virus de la gripe se recuperan en una o dos semanas sin necesidad de recibir tratamiento médico, en determinados grupos poblacionales como los niños pequeños, las personas de más edad y los que padecen otras enfermedades de base, la infección puede conllevar graves complicaciones, provocar neumonía o causar la muerte. Por este motivo la influenza constituye un importante problema de salud pública y sus epidemias estacionales anuales se asocian a una importante tasa de hospitalizaciones y de mortalidad.
Sin embargo, aunque la principal prevención de la gripe es la vacunación con la vacuna antigripal cuya composición la establece cada año la Organización Mundial de la Salud en función de las cepas de virus circulantes, no se debe pasar por alto el importante papel que desempeña una medida mucho más sencilla y asequible como el lavado de manos frecuente.
Lavarse las manos con agua y jabón es una de las mejores formas de protegerse del contagio de las enfermedades, ya que las manos limpias pueden evitar que los microbios se propaguen entre las personas y toda la comunidad.
Las manos están en contacto con una gran cantidad de microorganismos que pueden ocasionar diferentes problemas de salud de distinta envergadura. Por ello, es fundamental convertir a la higiene de manos en una práctica habitual a lo largo de todo el día.
Para realizarla correctamente se deben mojar las manos con agua limpia y frotar con jabón por al menos 20 segundos, sin olvidar enjabonar el dorso, entre los dedos y debajo de las uñas.
En el momento actual en que el mundo se enfrenta a la pandemia provocada por el nuevo coronavirus, para el que aún no hay disponible una vacuna específica, sin dudas el correcto lavado de manos constituye una importante barrera que se debe poner en práctica para frenar el contagio, cual si se se tratara de una vacuna personal contra la enfermedad.
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