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La hazaña china contra el coronavirus

12 de febrero de 2020

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Como una verdadera hazaña científica, acompañada de firme voluntad política y de un sentimiento evidente de solidaridad nacional ante el pueblo chino, extensiva hacia el resto del mundo, así puede calificarse sin dudas la lucha que lleva adelante la República Popular China contra la epidemia de coronavirus aparecida sorpresivamente en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei.

Los fallecimientos ascienden hasta el momento a más de 600 personas y los casos infectados a más de 30 mil, mientras ya llegan a 3 mil los curados. En el exterior, el brote ha llegado a 25 países aunque con un solo fallecimiento en menos de 200 casos, ninguno en América Latina.

Precisamente haber logrado contener el virus agresivo dentro de las fronteras  chinas constituye uno de los más extraordinarios logros de ese país y de las medidas tomadas con urgencia, efectividad y sin reparar en recursos por parte de las autoridades chinas.

Ellas han actuado de manera que pueden servir de ejemplo ante el mundo en situaciones epidemiológicas de gravedad, tal como ha sido reiteradamente reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las Naciones Unidas y numerosos centros científicos, que no pueden dejar de comparar esta situación con otras semejantes, extendidas o nunca controladas, en medio de la negligencia, la indolencia y la irresponsabilidad en otros lugares del planeta.

La edificación de dos inmensos hospitales totalmente equipados y con mil camas cada uno en Wuhan –en un plazo de diez días– y la rápida aplicación de los recursos científicos y los medicamentos más modernos con vistas a la contención del difícil virus sin precedentes, son muestras de este proceder inocultable no solo en beneficio del pueblo chino sino de la humanidad en su conjunto.

Aunque se desconoce aún con precisión el origen del llamado coronavirus 2019 nCoV, aparecen cada vez con más frecuencia las versiones que lo atribuyen a una acción criminal intencionada. En este caso, la mayor parte de los señalamientos indican al gobierno imperialista de Estados Unidos y sus servicios especiales, que ya en otras ocasiones y contra otros países –como Cuba– han ejecutado tales prácticas y están constantemente haciendo pruebas con armas bacteriológicas a fin de utilizarlas en las guerras biológicas promovidas para derrocar gobiernos adversos, desatar conflictos entre naciones o exterminar poblaciones.

Alimentan estas sospechas no infundadas las declaraciones de algunos funcionarios gubernamentales estadounidenses, que se han referido a la epidemia como “favorable” a la economía del país imperial y perjudicial al crecimiento económico chino, coincidente con los momentos en que se debaten los términos de un futuro acuerdo comercial entre ellos.

Los antecedentes criminales del sistema imperial yanqui no lo eximen de sospechas en este caso.

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