Calles Acosta y Damas
17 de febrero de 2020
|Antes: Parcela vacía.
Hoy: Parque Memorial del Holocausto (parque judío).
Los trabajos de restauración llevados a cabo por la Oficina del Historiador, se han extendido por todo el centro histórico, hasta llegar al Sur de la ciudad. Con este proceder, se han recuperado edificios puntuales, espacios públicos y las parcelas vacías que, ante la pérdida lamentable de la antigua edificación que la ocupó, paulatinamente se fueron reanimado, convertidas en jardines y parques en algunos casos, aportando a cada uno de estos espacios un sello peculiar. Tal es el caso del parque “Memorial del Holocausto”, popularmente llamado Parque Judío, construido en la calle Acosta en el año 2005.
Cuentan los estudiosos del tema que la llegada de los judíos a Cuba se remonta a los mismos tiempos de la colonización de la Isla, desde finales del siglo XV. Desde entonces fueron llegando y establecieron su población hacia el sur de la antigua ciudad, personas de las más diversas culturas y profesiones, tomando en cuenta el abanico de posibilidades que les ofrecía esta zona por su vinculación con la actividad portuaria y comercial. Pero lo cierto es que este proceso migratorio tomó fuerza en la primera mitad del pasado siglo XX.
La calle Acosta –y la de Muralla–, concentró un nutrido número de estas personas, que se establecieron allí con sus establecimientos comerciales. Por estos alrededores también fundaron colegios, sociedades religiosas y de salud, para posteriormente extenderse fuera de los límites de la ciudad antigua.
Para rendir tributo a la presencia judía en nuestra ciudad el parque se haya dedicado a esta cultura. Un modesto diseño en su interior recreó senderos, mobiliario y luminarias. El espacio, debidamente protegido por una verja de hierro se mantiene bien cuidado, disponiendo de otro espacio digno dentro de nuestra ciudad para el disfrute de la población.
El proyecto evoca determinados elementos de la cultura hebrea, incorporando en su diseño el concepto de distribución planimétrica de la Sinagoga. Hacia el centro se dispuso un elemento rectangular, sobre el cual se colocó el candelabro de siete brazos, como símbolo de esta cultura y su presencia en esta comunidad. Se añadió una pérgola para sombrear el área y en el mobiliario se emplearon materiales nobles como la piedra, madera y metal, que reafirman el carácter conmemorativo de este espacio.
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