La Bolivia de los «regresos»
26 de diciembre de 2019
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Era de esperar. Ex mandatarios, dueños de grandes empresas, opositores que quieren volver a sus privilegios, ya reservan sus boletos de vuelta a Bolivia, con el objetivo de «repartirse el botín del poder» y volver a ser dueños de empresas que fueron nacionalizadas durante el gobierno de Evo Morales.
Acompañan a los que ahora vuelven, una avanzada de funcionarios estadounidenses que acuden ante las autoridades que dieron el golpe de estado, para «cobrar», igualmente, sus altas cuotas, quizás no de dinero pero sí de compromiso con quienes desde Washington lo planearon todo.
Este ejercicio se realiza, de igual manera, con viajes a la capital imperial de los más comprometidos con el golpe y que ahora integran el gobierno de facto. De esa forma, han llegado a Estados Unidos, primero quien encabezó todo el plan desestabilizador hasta que se produjo la asonada golpista, el empresario santacruceño Luis Fernando Camacho, al parecer la carta de la administración Trump con vistas a las venideras elecciones presidenciales en esa nación.
Camacho, abrazado del secretario general de la OEA, Luis Almagro, también agradeció a éste, su decisiva contribución para sembrar la matriz mentirosa del fraude en los comicios ganados por Evo.
Arturo Murillo, ministro golpista, en su encuentro con el senador de extrema derecha norteamericano, Marco Rubio, habló de la actual Bolivia y, de seguro precisaron detalles sobre la cacería de militantes y dirigentes del MAS que él ha emprendido, y —muy importante— quizás Rubio le dictó la «orden de arresto» contra el presidente Evo Morales y su intención de llevarlo al Tribunal Internacional de la Haya.
Entre las decisiones más escandalosas de los últimos días está la de «ingresar a Bolivia» al llamado Grupo de Lima.
Del anuncio se encargó la «Guaidó boliviana», autoproclamada presidenta de esa nación andina tras el golpe, Jeanine Áñez, quien argumentó su decisión por el papel que juega este Grupo, apéndice de la OEA, en sus planes desestabilizadores contra la República Bolivariana de Venezuela.
Otro regreso anunciado con bombos y platillos fue el de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), institución que había sido expulsada por el presidente Evo Morales, hace seis años, tras confirmación de su injerencia en los asuntos internos del país y su conspiración contra el gobierno progresista allí existente.
Al respecto, el diario local Página Siete reseña el encuentro del ministro de Gobierno, Arturo Murillo con el administrador asistente de la Usaid para América Latina y el Caribe, John Barsa, en el cual acordaron que la entidad puede colaborar con Bolivia.
Todos estos regresos se resumen en el plan elaborado por Estados Unidos y la OEA, para ir acabando con los gobiernos y presidentes progresistas de América Latina e ir instalado mandatarios afines a Washington, que garanticen el «regreso mayor», la vuelta al neoliberalismo.
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