Casa de la calle Muralla No. 63 entre Oficios y Mercaderes

23 de diciembre de 2019

Antes vivienda y comercio.
Hoy: Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

Muralla 63, fotos años 1980

La casa señalada con el número 63 de la calle Muralla, acogió dos instituciones culturales en la década de 1990 cuando se rehabilitó: el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y la Casa de la Poesía. El proyecto, ejecutado por los especialistas de la Oficina del Historiador de la ciudad, tomó en cuenta la espacialidad que brindaba esta construcción, adaptándola para el mejor desarrollo de las tertulias que allí tienen lugar. Un amplio patio central sirve de anfitrión al visitante que allí se deleita entre música y poesía, amenas tertulias, conferencias, exposiciones transitorias y presentaciones de libros. En la actualidad solamente el Centro Pablo con su nutrida y exitosa programación permanece en esta sede.

Muralla 63, antes de la restauración

Estamos frente a un edificio de dos plantas con entresuelos, que fue edificado a finales del siglo XIX. Se reconstruyó en el primer tercio del siglo XX modificándose la fachada, añadiendo en planta baja columnas de hierro para la nueva función comercial que iría a desempeñar, mientras los altos se destinaban a vivienda.

Obras en el patio interior

Enaltece su historia porque en su interior fueron asesinados los jóvenes revolucionarios miembros del Movimiento 26 de Julio: Alfredo Rodríguez Carbonell y Emilio Rodríguez Páez, después del asalto a la Armería el 9 de abril de 1958, ubicada en la calle Mercaderes, a corta distancia de aquí.

Muralla 63 después de la restauración

Cuentan los vecinos más antiguos de la zona, que durante un tiempo el inmueble estuvo ocupado por un almacén de cebollas, que tuvo cubierta plegable. Los usos incompatibles acentuaron considerablemente su deterioro, se desocupó después alcanzando un estado ruinoso. Por tal motivo su interior se había perdido, de ahí que se aprovechara el espacio vacío de la parcela ocupada para recrear el patio con evidentes huellas de su historia anterior. En los altos se instalaron oficinas y otras dependencias para el mejor funcionamiento de la institución cultural que lo ocupa, creada bajo los auspicios de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) para el rescate de la memoria de nuestra nación.