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Vana ilusión

15 de julio de 2019

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Algún iluso pregunta si la visita de la comisión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas interesada en el cumplimiento del Acuerdo de Paz firmado en La Habana entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia puede hacer que el presidente colombiano, Iván Duque, reconsidere su posición y evite cualquier entorpecimiento al respecto, con ha estado haciendo desde que está al frente de la nación.
Ello no sucederá, porque Duque llegó al poder con el apoyo de la oligarquía local y el imperialismo, dispuesto a hacer todo lo que pidan y asegurar los millones de dólares que el narcotráfico le suministra, sin reparos de tipo alguno del gobierno de Estados Unidos, los entes internacionales económicos al servicio del Imperio y toda una pléyade de acólitos que lo han convertido en un superhéroe y hasta galardonado, con el protagonismo de las gusaneras de venezolanos y cubanos radicados en Miami.
Para Duque no es problema el desenvolvimiento tormentoso con la población, porque en cualquier momento puede generar una estrategia de shock como mecanismo de afianzamiento de su poder, mostrando independencia y liderazgo propio con consecuencias impredecibles, como prohibir las protestas sociales.
Previendo la visita que acaba de efectuar la misión de la ONU, había tomado un tono más conciliador, toda vez que conoce la dificultad para pactar con los distintos sectores políticos en el Congreso.
Perro, en realidad, lo anterior le tiene sincuidado, y su principal preocupación es seguir recibiendo las ganancias por dejar que el narcotráfico explote las 69 000 hectáreas sembradas para la producción de cocaína, toda la cual entra sinproblemas aEstados Unidos, gracias al cuidado de los soldados norteamericanos que. como en Afganistán, cuidan que nada estorbe a la mano de obra, los capataces y sus amos.
La arremetida contra el GobernóBolivariano de Venezuela ha idocreciendo, aumentando la pauta contrarrevolucionaria contemplada en las directrices de los anteriores gobiernos de Uribe, su mentor, y Santos.
Así dócilmente, sigue la alineación internacional con EE.UU., y la priorización de vínculos bilaterales o multilaterales basados en la seguridad y el libre comercio, que se acentuó con el ingreso de Colombia a la OCDE y como socio global de la OTAN.
Duque coadyuva a que Latinoamérica siga siendo vista como un foco de disputa, donde la diplomacia colombiana se ubica a la derecha, en contra de cualquier gobierno que disienta de la agenda neoliberal del Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, o que promueva procesos de integración distintos a la doctrina panamericanista condensada en la Organización de Estados Americanos…
En resumen, sus sicarios de todo tipo asesinan a diestra y siniestra a líderes sociales y campesinos y a centenares de ex combatientes de las FARC, afinca la tensión con Venezuela, y recibe el asesoramiento de los enviados especiales del presdente norteamericano, Donald Trump.
El derrocamiento del gobierno constitucional venezolano es un asunto que pone a Colombia a la cabeza del llamado Grupo de Lima, que pretende imponer un gobierno desde afuera como “transición” hacia la normalización neoliberal en el vecino país, y en esto no está descartada la colaboraciónactiva del régimen de Duque en una posible intervención militarcontra su vecino.

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