El regreso de Oslo
29 de mayo de 2019
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La ciudad de Oslo, la fría capital del Reino de Noruega, ha retornado a los primeros planos de la actualidad mundial como sede de importantes conversaciones políticas en busca de acuerdos o soluciones de ese carácter que puedan conducir al entendimiento y la paz.
Hace poco más de veinte años fue sede de las negociaciones israelo-palestinas que engendraron los históricos Acuerdos de Oslo, y en su momento parecieron encaminarse a una solución pacífica y definitiva de la más grave confrontación del Medio Oriente –el conflicto creado como consecuencia del robo de sus tierras y la expulsión del pueblo palestino de sus territorios– convertida en causa matriz alrededor de la cual gira, de una forma u otra, toda la inestabilidad prevaleciente en esa región.
La insensatez y la ambición sin límites del imperialismo norteamericano, en complicidad con sucesivos regímenes sionistas de Israel, hicieron naufragar tales entendimientos de los cuales son pocos los puntos que subsisten, sin olvidar que su recorrido sangriento costo de la vida al premier israelí que los suscribió.
Esta vez el gobierno noruego –que también fuera país garante de los vapuleados Acuerdos de Paz de Colombia– ha convocado al gobierno constitucional de la República Bolivariana de Venezuela presidido por Nicolás Maduro y a los representantes de la titulada “oposición venezolana”, para que se encuentren en Oslo y allí, bajo los auspicios de ese país, traten de llegar a un acuerdo que asegure la paz y el progreso al heroico pueblo venezolano, respete su Constitución y sus leyes y proteja su soberanía e independencia.
Curiosamente, es el Reino de Noruega un país afiliado a la OTAN pero no forma parte de la Unión Europea y mantiene plenas relaciones diplomáticas con el actual gobierno constitucional de Venezuela encabezado por Maduro.
No es de extrañar que tras los bochornosos fracasos intervencionistas y golpistas del eje antivenezolano comandado por la Administración Trump de Estados Unidos, la titulada “oposición venezolana” –o al menos un sector de ella– decida responder positivamente a los numerosos llamados de entendimiento, respeto y paz hechos por el presidente Maduro.
Aún recientes están las conversaciones efectuadas en República Dominicana, cuando todo parecía listo para suscribir un acuerdo final y los opositores sucumbieron dóciles a una simple llamada telefónica del Secretario de Estado de Estados Unidos.
Esta vez, sin embargo, mediaron acontecimientos que desenmascararon como nunca antes y redujeron a su nivel más bajo de aceptación y apoyo a la titulada “oposición”, que pidió abiertamente la intervención extranjera y se mostró como servil instrumento de los que tratan de asfixiar y hacer morir a su pueblo de hambre y enfermedades. Son traidores por partida doble.
Confiemos en que Oslo vuelva a ser capital de la paz y que al lograrse algún tipo de acuerdo este sea duradero, respetado y confiable.
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