El petróleo, como siempre
29 de mayo de 2019
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Gracias a la explotación petrolera, Camerún tiene en estos momentos una de las economías más sólidas de África, que le ha servido como motor al presidente Paul Biya a perpetuarse en el poder y, con sus 85 años a cuestas, convertirse en un eterno viajero, al estar muy poco tiempo últimamente en el país.
Con seis elecciones consecutivas ganadas y más de 30 años en la Presidencia ha acumulado una gruesa fortuna, al igual de quienes lo rodean y mantienen, teniendo el respaldo de Francia, una de sus dos ex potencias coloniales, no así el de Gran Bretaña.
Aunque con Nigeria ha disputado la posesión de tierras limítrofes, Camerún ha explorado fehacientemente las reservas naturales de la península de Bakassi, fundamentalmente el petróleo, que le representa más del 40% de las exportaciones y ayuda a disminuir el paro nacional, que de un 40% hace unos diez años ha disminuido a menos de 4% en la actualidad.
Ello ha permitido que Camerún convertirse en el país más desarrollado económicamente de la región centroafricana. Junto con la República Centroafricana, es el único país de la Comunidad Económica de los Estados de África Central —una organización de cooperación económica regional en la que participan ambos junto con Gabón, República del Congo y Guinea Ecuatorial— con una previsión de crecimiento por encima del 3% anual.
No obstante, Camerún tiene una deuda de más de 10 000 millones de dólares, un tercio de ella con China, país con cada vez mayor interés y control sobre varias naciones africanas, pero, sin dudas, relaciones de mayor beneficio local que las de Occidente.
El gigante asiático le ha prestado más de 5 500 millones de dólares al régimen de Biya desde el año 2000 y ha cancelado hasta en cuatro ocasiones parte de la deuda, por un valor total de casi 175 millones de dólares —la última, de 78,4 millones, se acordó en enero de este año, tras la visita de diplomáticos chinos a Camerún—. Una gran parte del dinero va a parar a las mejoras de transporte: el 90% de las construcciones y las carreteras. Pero, sin duda, el gran proyecto es la construcción de un gigantesco puerto en la ciudad suroeste de Kribi, previsto para el 2035, que será el más grande de la región y un lugar clave para las exportaciones.
A su vez, Francia, preocupada por el destino del crudo, se ha convertido en el guardián militar de Biya ante las intromisiones del grupo Boko Haram, sindicado como terrorista, y elementos que pretenden escindir dos rejones en la que el inglés es la lengua predominante y no el francés, como en el resto del país.
Y de ahí que se mantenga un conflicto que amenaza con ser llevado a un nivel peligroso para la unidad del territorio, por lo cual se hace necesario explicar el independentismo de las dos regiones occidentales.
Origen
Ello se remonta a hace un siglo. Tras perder Alemania la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña y Francia decidieron repartirse la antigua colonia alemana de Kamerun. Como consecuencia, el actual Camerún es un país dividido en dos lenguas: la mayor parte del país es de habla francesa, pero dos de sus diez regiones —Noroeste y Suroeste, que acogen a un quinto de la población del país— hablan inglés.
Desde la eliminación del sistema federal en los años 70, los ciudadanos de las zonas anglosajonas consideran que su lengua y sus derechos políticos se han resentido. Sin embargo, las diferencias culturales y económicas entre las propias regiones occidentales habían prevenido hasta ahora cualquier protesta unificada y contundente frente el Estado.
Un problema añadido es que las regiones Noroeste y Suroeste cuentan con la ya mencionada península de Bakassi, un lugar estratégico y de gran importancia para Camerún. Los cameruneses han luchado con Nigeria durante décadas por la soberanía de este territorio de mil kilómetros cuadrados de extensión. La principal razón es que esta pequeña península que da al golfo de Biafra contiene el 90% de las reservas de petróleo de Camerún, con recursos para llenar 24 000 millones de barriles de crudo. La región cuenta también con las aguas que se consideran con una mayor concentración de gambas y pescado del mundo, por lo que no es de extrañar que la mayoría de sus 600 000 habitantes sean pescadores.
Pese a este historial de tensión, Camerún y Nigeria han aparcado sus diferencias en los últimos años para unirse en la lucha contra un enemigo común: Boko Haram. Ambos países forman parte de la Fuerza Multinacional Conjunta para acabar con la insurgencia islámica en la región del lago Chad y sus respectivos ejércitos trabajan en operaciones conjuntas sobre el terreno.
De ahí que se mantenga la instauración de cierta estabilidad, que sigue favoreciendo la permanencia de Paul Biya, quien siempre ha aprovechado el respaldo galo y la falta de unidad de quienes dicen ser sus opositores.
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