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Conservación de la insulina en el hogar

28 de mayo de 2019

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La insulina es una hormona anabólica por excelencia, que le permite a las células disponer del aporte de glucosa necesario para los procesos de síntesis con gasto de energía.

Funciona como una llave, permitiendo la entrada de la glucosa que está en la sangre hacia el interior de los tejidos. Por ello, es liberada por el páncreas al elevarse el nivel de glucosa en sangre, llamado glicemia, para así mantener las cifras dentro de límites normales.

La similitud estructural de la insulina que existe entre los vertebrados ha sido aprovechada por la industria biofarmacéutica para producirla como agente terapéutico. De esta forma, puede ser administrada a pacientes que tienen afectada su producción o aprovechamiento normal en el organismo, a causa de patologías como la diabetes mellitus.

Para el éxito de la insulinoterapia es importante la adecuada conservación de la insulina, ya que su eficacia depende muchas veces de su correcto almacenamiento.

Antes de abrir el envase primario, la insulina debe ser refrigerada a una temperatura entre 2° y 8° Celsius. Para esto, los estuches deben guardarse dentro del refrigerador, evitando colocarlos en la puerta, ya que este es la zona de mayor variación de temperatura.

Igualmente, se debe tener la precaución de no ubicarla en el congelador, pues la insulina resulta inactivada al congelarse.

Es muy importante revisar la fecha de vencimiento de la insulina. Una vez abierto el envase, la insulina puede usarse por el tiempo que recomiende el fabricante, el cual aparece en el rotulo o prospecto acompañante. En la mayoría de los casos, este tiempo oscila entre 4 y 6 semanas, luego de eso deberá desecharse.

Otro punto a cuidar es proteger la insulina de la incidencia de la luz solar directa, por lo que es recomendable mantenerla en todo momento almacenada dentro de su estuche.

Cuando la insulina comienza a usarse, no necesita seguir refrigerada. A partir del primer uso, debe almacenarse a temperatura ambiente, alrededor de 30° Celsius, pero cuidando de no exponerla al calor excesivo.

Es importante señalar que cuando se rompe la cadena de frío de la insulina, el vencimiento del producto pasa a ser el mismo que el de la insulina que ya está siendo empleada, siempre que la temperatura no haya superado los 25° Celsius. En caso de haber estado expuesta a calor intenso, a temperaturas superiores a los 40° Celsius, los envases de insulina deben ser desechados.

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