Consideraciones de José Martí sobre la muerte en sus obras poéticas
19 de mayo de 2019
|
José Martí reflexionó en torno a la muerte en varios de los poemas que creó durante su breve pero fecunda existencia. Tan solo vivió 42 años.
Su fallecimiento se produjo el 19 de mayo de 1895 en la zona de Dos Ríos cuando daba su contribución directa al desarrollo de la guerra por la independencia de Cuba.
En abril de 1868, cuando tenía tan sólo 15 años, creó un poema titulado A Micaela, dedicado a la esposa de su profesor Rafael María Mendive.
Lo escribió al producirse la muerte del pequeño hijo de Mendive y de Micaela Nin.
En este poema describe particularmente el gran dolor que experimentaba Micaela ante la irreparable perdida de su hijo Miguel Ángel, cuya muerte se había producido cuando el pequeño tenía tan sólo un año.
El poema está estructurado en cuatro partes. La primera contiene 14 versos y las tres restantes 12 cada una.
En la primera parte Martí expresó:
Cuando en la noche del duelo
Llora el alma sus pesares,
Y lamenta su desgracia,
Y conduele sus afanes,
Tristes lágrimas se escapan
Como perlas de los mares;
Y por eso, Micaela,
Triste lloras, sin que nadie
Tu dolor consolar pueda
Y tus sollozos acalle;
Y por eso, Micaela,
Triste en tu dolor de madre,
Lloras siempre, siempre gimes
La muerte de Miguel Ángel.
En enero de 1869 en un drama en verso titulado Abdala en el que narró la heroica actitud de un joven guerrero que salió a combatir y murió en defensa de su tierra natal que había sido agredida, Martí destacó:
Nubia venció! Muero feliz: la muerte
Poco me importa, pues logré salvarla…
Oh qué dulce es morir, cuando se muere
Luchando audaz por defender la patria
Casi un año después, en abril de 1870, cuando iba a ser trasladado hacia la Cárcel de La Habana para cumplir una condena que le había sido impuesta por sus convicciones patrióticas Martí señaló:
Voy a una casa inmensa en que me han dicho
Que es la vida expirar.
La patria allí me lleva. Por la patria,
Morir es gozar más.
De manera muy especial expone consideraciones en torno a la muerte dos años más tarde, en este caso en un poema que escribió en Madrid, España, en noviembre de 1872 al cumplirse el primer aniversario del injusto fusilamiento en Cuba por las autoridades españolas de ocho estudiantes de medicina. Martí entonces enfatizó:
¡Y más que un mundo, más! cuando se muere
En brazos de la patria agradecida,
La muerte acaba, la prisión se rompe;
¡Empieza, al fin, con el morir, la vida!
¡Oh, más que un mundo, más! Cuando la gloria
A esta estrecha mansión nos arrebata,
El espíritu crece,
El cielo se abre, el mundo se dilata
Y en medio de los mundos se amanece.
También el fallecimiento de algunos de sus familiares fue reflejado por Martí en poemas.
Ejemplo de ello es el que creó en 1875 en México como homenaje a su hermana Mariana Matilde, conocida en el seno familiar como Ana, quien murió en enero de ese año en la capital mexicana.
Martí incluso describe la angustia que sintió al no haber podido ver a su hermana antes de su fallecimiento puesto que en el instante que ocurre su deceso él precisamente se estaba trasladando hacia el territorio mexicano.
Y en una parte del poema titulado “Mis padres duermen”, expresó:
Decidme cómo ha muerto;
Decid cómo logró morir sin verme;-
Y –puesto que es verdad que lejos duerme-
¡Decidme cómo estoy aquí despierto!-
Quince años después en su libro de poemas titulado Versos Sencillos, Martí haría alusión a la muerte, de manera muy específica en el dedicado a María García Granados, una joven guatemalteca con la que mantuvo una gran amistad durante su estancia en ese país centroamericano en el período comprendido entre 1877 y 1878.
María García Granados falleció en mayo de 1878 y posteriormente en el noveno de sus Versos Sencillos Martí llegó a manifestar:
Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor;
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.
También en los Versos Sencillos expuso consideraciones sobre su posible muerte al afirmar:
Yo quiero salir del mundo
Por la puerta natural:
En un carro de hojas verdes
A morir me han de llevar.
No me pongan en lo oscuro
A morir como un traidor:
¡Yo soy bueno, y como bueno
Moriré de cara al sol!
Además otro de los Versos Sencillos refleja lo que él experimentó cuando siendo un niño, en la zona de Caimito de Hanábana, en la provincia de Matanzas, apreció los horrores del sistema esclavista y vio a un esclavo que había sido ahorcado. Precisamente Martí expresó al respecto:
Rojo, como en el desierto,
Salió el sol al horizonte:
Y alumbró a un esclavo muerto,
Colgado a un seibo del monte.
Un niño lo vio: tembló
De pasión por los que gimen:
¡Y, al pie del muerto, juró
Lavar con su vida el crimen!
Igualmente con antelación en sus Versos Libres Martí había hecho referencia al tema de la muerte.
En el poema que identificó como Canto de Otoño expuso:
Bien, ¡ya lo sé! La Muerte está sentada
A mis umbrales: cautelosa viene,
Porque sus llantos y su amor no apronten
En mi defensa, cuando lejos viven
Padres e hijo…
Este es un poema algo extenso. En otra parte de dicha obra Martí planteó:
…Pienso en aquel a quien mi amor culpable
Trajo a vivir, y, sollozando, esquivo
De mi amada los brazos; mas ya gozo
De la aurora perenne el bien seguro.
¡Oh, vida, adiós! Quien va a morir, va muerto.
También en las Obras Completas de Martí aparece un poema que publicó en la Revista Universal, de México, el 25 de marzo de 1875, en el que en una de las partes expresó:
¿Quién sabe cuándo ha sido?
¿Quién piensa que él ha muerto?
¡Desde que aquel cadáver ha vivido,
El Universo todo está despierto!
Y desde que a la luz de aquella frente
Su seno abrió la madre Galilea,
Cadáver no hay que bajo el sol no aliente
Y eterno vivo en el sepulcro sea.
Y además manifestó:
¡Hermano, hermano fuerte!
¡Oh pare, padre, altivo,
Que adivinó las vidas de la muerte
Y eternamente resplandece vivo!
Galería de Imágenes
Comentarios