Las cabras: genética y psicología

3 de mayo de 2019

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Josefina Cao López

 

 

Las cabras fueron domesticadas en las tierras altas del oeste de Irán hace unos 10 000 años. Desde allí se extendieron rápidamente y llegaron a la cuenca mediterránea occidental hace unos 7000 años. Desde la Edad Media en adelante, los navegantes europeos, habitualmente, abandonaban una o varias especies de mamíferos tales como conejos, cabras, ovejas, en las islas que se encontraban en sus viajes a ultramar. Este aparente abandono tenía como objetivo usar estos animales como alimento en futuras travesías a esos lugares.

Las cabras, debido a sus bajos requerimientos metabólicos, un sistema digestivo eficiente, necesidad de poca agua, dieta oportunista, elevado crecimiento poblacional, etc. fueron capaces de establecerse en lugares donde no lo pueden hacer otros herbívoros. Son animales gregarios que viven en manadas pero, están adaptados a comer arbustos y plantas correosas propias de medios secos y/o montañosos. Suelen ser animales ágiles, capaces de trepar con facilidad por pendientes sumamente empinadas y saltar de un risco alejado a otro.

Ellas han sido sometidas a diferentes observaciones e investigaciones, hoy le proponemos a nuestros lectores dos interesantes estudios realizados acerca de la genética y la psicología experimental de estos útiles mamíferos.

Estudios genéticos. Muy importante resultó ser este animal en el transporte y los movimientos humanos, esto trajo como consecuencia que las poblaciones de este mamífero muestren una falta de estructura genética, cuestión esta confirmada por los estudios genéticos realizados con rebaños a lo largo de su rango de distribución.

 

 

Sin embargo, el notable grado de estructura genética observado en las razas caprinas de Canarias cuando se comparan con otras razas de la Península Ibérica así como con otros lugares, podría atribuirse al aislamiento de estas razas en el archipiélago desde hace milenios. Además, el origen prehispánico de las cabras de Canarias se pone también de manifiesto a través de marcadores de ADN mitocondrial. Un haplotipo compartido por las cabras palmeras, majoreras y tinerfeñas, pero ausente en cabras de otras regiones geográficas, señala hacia un origen ancestral (aborigen) de estas secuencias.

También la existencia de grandes semejanzas así como de haplotipos mitocondriales compartidos entre cabras de América: Argentina, Bolivia, México y Cuba; Cabo Verde y Canarias, apunta a que Canarias fue el origen de los rebaños del centro y sur de América.

Estudios psicológicos experimentales. Para expertos en Psicología Experimental y Biológica de la Universidad de Londres, las cabras no solo son más inteligentes de lo que se tiende a creer, sino que han desarrollado estrategias para comunicarse con los humanos. Los expertos encontraron que frente a un problema que no pueden resolver solas, las cabras buscan el contacto ocular con los humanos a quienes consideren proclives a ayudarlas. Así, juzgan las probabilidades de recibir ayuda del individuo humano basándose en un análisis de conducta de este. Las cabras se quedan mirando fijamente a los humanos durante un tiempo para llamar su atención y de hecho, su comportamiento variará en función de lo que haga esa persona.

¿Cómo lograron los expertos llegar a esta conclusión? Pues entrenaron a un grupo de cabras para que le quitaran la tapa a una caja. Cuando lo conseguían, recibían una golosina. No obstante, diseñaron el experimento de modo que en un momento dado les resultara a las cabras imposible hacerlo. Entonces, algunos científicos se situaron frente a los animales y otros les dieron la espalda.

Cuando examinaron las grabaciones del ensayo experimental, se percataron de que las cabras miraban alternativamente las cajas y a los investigadores durante unos instantes. Seguidamente, centraban su vista en las personas que las estaban observando, y mantenían esa postura largo tiempo. No sucedió así con aquellas personas que no estaban mirándolas.

 

 

Se trata de una estrategia comunicativa muy parecida a la que emplean otros animales domésticos, como los caballos o los perros.

En los perros, ya se había observado este sistema de comunicación visual, lo hacen para llamar la atención de sus dueños cuando, por ejemplo, no pueden alcanzar un objeto. Se trata, apuntan los investigadores, de una adaptación evolutiva más compleja de lo que parece. Se sospecha que la capacidad que poseen los perros para interpretar las intenciones de los humanos se debe a los cambios que se dieron en su cerebro durante el proceso de domesticación.

Para los científicos ha sido una sorpresa encontrar un fenómeno semejante en las cabras, unos animales que se crían desde hace unos 10.000 años en su mayor parte como ganado. Ahora, los científicos, esperan que su estudio sirva para conocer mejor las capacidades cognitivas de los animales de granja y mejorar las condiciones en que estos se crían.

No olvidemos que la ganadería caprina ha perdurado hasta los días de hoy y es, sin dudas, una importante actividad dentro de este sector.

 

Recordemos que… “la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que ella perdure: respetarla y servirla.