Suspenso en Tailandia
27 de marzo de 2019
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Después de cinco años de haber dado un golpe de Estado, la junta militar que controla Tailandia decidió normalizar la situación del país, al celebrar elecciones legislativas el pasado domingo, cuyos resultados anunciados para un período que comenzaría este viernes, podrían ser conocidos en un plazo que vencerá el 9 de mayo próximo, debido a un grave error humano, según aseveraron las autoridades electorales.
Cierto o falso, el hecho ha provocado protestas de opositores que alegan que ello ha sido para proteger al partido que apoya a los militares y es encabezado por el primer ministro, Prayet Chang-o-Ocha, en tanto la coyuntura ha sido aprovechada por los medios internacionales de derecha, desde el Nuevo Herald hasta los españoles El País y ABC, pasando por El Confidencial, La Vanguardia y otros que sólo tienen de progresistas el nombre.
Al mismo tiempo, la pléyade de halcones del gabinete del presidente norteamericano, Donald Trump, ya metió baza en el asunto, y ha pedido un rápido conteo a militares diferentes a aquello que obedecían ciegamente, como cuando Tailandia servía de base para los criminales y masivos bombardeos contra Vietnam.
De todas maneras, la situación ha dejado malparada la intención de los militares de hacer algo que pudiera parecer democrático, aunque to9davía no se sabe si esto fue por un hecho provocado o fortuito de mal manejo humano producto de la falta de experiencia.
También hay protestas populares, porque el partido favorito en las encuestas, el Puea Thai, aparecía en los primeros conteos como la fuerza ganadora, por encima del Palang Pracharat, del primer ministro Prayuth.
¿Hubo fraude?
La Red Asiática para unas Elecciones Libres, única entidad internacional acreditada, aseguró que si bien hubo algunas irregularidades, no fueron determinantes.
No obstante, señaló irregularidades en el periodo pre electoral, como la compra de votos o la utilización de recursos del Gobierno para beneficio del Partido afín a la junta militar que gobierna el país desde el golpe de Estado de 2014.
La organización también apuntó que el marco legal en el que se celebraron las elecciones contiene varias disposiciones antidemocráticas, ya que proporcionan al Consejo Nacional para la Paz y el Orden (CNPO, nombre oficial de la junta) poderes extraordinarios para la formación del nuevo gobierno.
Estos resultados corresponden a la votación directa para elegir a 350 de los 500 diputados que componen la Cámara de Representantes, a los que hay que sumar los 150 escaños que se deciden por representación proporcional de las listas de partido, en función del porcentaje de papeletas obtenido en la votación directa.
Lo cierto es que la demora tampoco conviene a la junta militar, ya que tenía la oportunidad de convertirse en un gobierno civil, además de que se ha ganado cierto respeto por su política económica y en función de los más necesitados, algo que no han tenido en cuenta regímenes anteriores.
Estas elecciones parlamentarias se han celebrado de acuerdo a la nueva Constitución tailandesa, elaborada por los militares y aprobada en un referéndum convocado en el 2017, así como la nueva legislación electoral aprobada por la Asamblea Legislativa Nacional, parlamento unicameral provisional creado por la junta militar.
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