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El candidato

25 de marzo de 2019

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Ante la defenestración de Michel Temer -un experimento imperialista que no dio resultado- y la crisis económica creada por la política neoliberal de Mauricio Macri, que lo ha dejado empantanado, Jair Bolsonaro se convierte en el principal candidato para liderar la ola ultraconservadora que está devorando a la mayor parte de Suramérica.
Ello llama a la reflexión sobre las continuadas derrotas e los gobiernos progresistas de la región, y de la poca preparación ideológica ante situaciones enlas que han tenido que ceder “democráticamente”,
No es nada nuevo decirque la izquierda latinoamericana, los movimientos y gobiernos progresistas en la región, tengan que prepararse para uno de los periodos más duros desde el fin de las dictaduras militares.
Para la izquierda brasileña, especialmente duros serán estos tiempos, porque no solamente tendrá en frente a una derecha oxigenada, disfrazada para aparentarse renovada, sino también porque en medio de la lucha contra ese contrincante, tendrá que renovarse, en algunos casos reconstruir los lazos perdidos con las bases, y tender puentes entre los diferentes grupos.
En cuanto a Bolsonaro, ya se ha escrito mucho sobre su reciente viaje a Estados Unidos, su admiración por Donald Trump y la famosa visita a la sede de uno de sus trabajos, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con el fin de agradecer a sus compañeros de oficio la gran ayuda que recibió para lograr la presidencia de Brasil, y celebrar de paso el éxito de la conspiración que puso entre rejas a Luiz Inácio Lula da Silva, el único que podía derrotarlo enunas elecciones limpias.
Conozco los mutuos elogios entre el alumno Bolsonaro y el maestro Trump, pero no si hubo un nuevo contacto con su amigo Marco Rubio, otro compañero de trabajo, un año después de haber conversado con él sobre los preparativos en el logro de la presidencia y fortalecer el complot del Imperio para destruir a la Revolución Bolivariana y bañar en sangre al pueblo venezolano.
Ese encuentro tuvo lugar en la Florida, principal sede de la gusanera asentada en Estados Unidos. Bolsonaro y el legislador lamentablemente de origen cubano conversaron durante cuatro horas, tras lo cual Rubio pidió que no trascendieran fotos ni comentarios públicos.
No obstante, se supo que hablaron sobre armamentismo, Venezuela y el derrocamiento de Nicolás Maduro, e intereses de determinados grupos sionistas en Estados Unidos.
El encuentro no se quedó ahí, miembros del equipo de Bolsonaro viajaron con frecuencia a las oficinas de Rubio. Hay dos elementos interesantes; primero, es sabido que éste ha recibido mucho dinero de la Asociación Nacional del Rifle, y una de las propuestas de Bolsonaro fue liberar la tenencia de armas en Brasil.
Otro de los contactos fue con Steve Bannon, el jefe de campaña de Trump, un hombre que ha aprendido a cómo sacar políticos extremistas del ostracismo, aparentemente sin posibilidades, y llevarlos a la presidencia, lo cual muestra que la mejor forma de prever los movimientos de un candidato que quiere llegar al poder no es a través de sus promesas, sino a partir de sus fuentes de financiamiento.
El imperialismo sabe que Brasil es un país clave en la región: grande como un continente, extremadamente rico en recursos naturales y, algo muy peligroso, tiene miles de kilómetros de frontera con Venezuela.

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