Poemas de José Martí inspirados o dedicados a mujeres
8 de marzo de 2019
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Más allá de lo expuesto en diversos trabajos, así como en los Versos Libres y Versos Sencillos, respectivamente, el tema de las mujeres también fue reflejado por José Martí en otros múltiples poemas que creó en diferentes etapas de su breve pero fecunda existencia.
Por ejemplo en escribió un poema identificado como “La madre está sentada”. Se trata de un poema irregular que empieza y termina con cuartetas, pero después hay bloques de una cantidad diversa de líneas o versos.
Comienza así dicho poema:
La madre está sentada
Junto a la cuna:-
Por la venta gótica calada
Entran risueños quiebros de luna.
También en sus Obras Completas se encuentra el poema titulado “Una virgen espléndida” en el que resaltó en su parte inicial:
Una virgen espléndida-morada
De un sol de amor que por sus negros ojos
Brota, pregunta, abraza y acaricia-
Versos me pide, versos de mujeres.
¡Arrullos de paloma,
Murmullos de sunsunes
Suspiros de tojosas!
Hay otro poema de Martí identificado como “Se mujer, para mí” en el cual manifestó:
Sé, mujer, para mí, como paloma
Sin ala negra
Bajo tus alas mi existencia amparo:
¡No la ennegrezcas!
Cuando tus pardos ojos, claros senos
De natural grandeza,
En otro que no en mí sus rayos posan
¡Muero de pena!
Cuando miras, envuelves, cuando miras,
Acaricias y besas:
Pues ¿cómo he de querer que a nadie mires,
Paloma de ala negra?
Como parte de su variada obra poética se encuentran lo que se denomina como Cartas rimadas, originales misivas que dirigió a varios amigos y amigas suyas.
Él dedicó dos cartas rimadas a Adelaida Baralt. La primera es un soneto en la que le planteó en la primera cuarteta de dicho poema:
Ayer, linda Adelaida, en la pluviosa
Mañana, vi brillar un soberano
Árbol de luz en flor,- ¡ay! Un cubano
Floral,- nave perdida en mar brumosa.
Martí además elaboró e identificó con el nombre de una mujer diversos poemas.
También escribió un poema titulado “Patria y mujer”, que es algo extenso porque está conformado por 24 cuartetas.
Este poema se publicó en la Revista Universal, de México, en la edición correspondiente al 28 de noviembre de 1875. En una parte de dicha obra, Martí expresó:
Y ¿con qué corazón, mujer sencilla,
Esperas tú que mi dolor te quiera?
Podrá encender tu beso mi mejilla
Pero lejos de aquí mi alma me espera.
Igualmente él elaboró otra obra poética, “Mi tojosa adormecida”, que lo estructuró en tres partes. Inicia dicho poema Martí con la siguiente alusión:
Mi tojosa adormecida,
Delicada perla enferma
¿Qué padece mi tojosa?
¿Quién me oscurece mi perla?
-Cada vez que en mis mejillas
La color partida veas,
Es que a teñir ha venido
Acá en mi seno a otra perla.
Cada vez que tu tojosa
Las dormidas alas cierra,
Es que a un niño, acá en mi seno,
Está cubriendo con ellas.
En sus poemas Martí hizo alusión, además, a la trascendencia que le atribuyese a un beso de mujer acerca del cual aseguró que es un arrobamiento luminoso, extra-tierra, extra-humano, extra-vivido
Fueron más de uno los poemas en los que trató con respecto a lo que sentía al recibir un beso de una mujer.
Algunos de esos poemas él los creó cuando tan solo tenía algo más de veinte años.
En 1875 recién acaba de llegar a México y en la Revista Universal de dicho país al referirse a la trascendencia de un beso de mujer igualmente enfatizó:
¡Un beso de mujer! –
Pues, ¿Cómo ha sido?
Todo lo venturoso ha renacido
La redención espléndida amanece…
Y también aseguró:
¡Un beso de mujer!- Yo lo he sabido
Es un muy dulce instante extra-vivido.-
Existe otro poema de Martí que lo tituló tan sólo con la palabra “Mujeres”.
Se trata de uno de sus Versos Libres. Este poema se encuentra estructurado en cuatro bloques. En el primero detalló:
Ésta, es rubia; ésa, oscura; aquella, extraña
Mujer de ojos de mar y cejas negras;
Y una cual palma egipcia, alta y solemne,
Y otra como un canario gorjeadora.
Pasan y muerden; los cabellos luengos
Echan, como una red; como un juguete
La lánguida beldad ponen al labio
Casto y febril del amador que a un templo
Con menos devoción que al cuerpo llega
De la mujer amada; ella, sin velos
Yace, ¡y a su merced!, él, casto y mudo,
En la inflamada sombra alza dichoso
Como un manto imperial de luz de aurora.
Cuál un pájaro loco en tanto ausente
En frágil rama y en menudas flores,
De la mujer el alma travesea.
Noble furor enciende el sacerdote
Y a la insensata, contra el ara augusta
Como una copa de cristal rompiera.
Pájaros, sólo pájaros: el alma
Su ardiente amor reserva al universo.
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