La importancia de la práctica farmacéutica
26 de febrero de 2019
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Al ahondar en la historia de la profesión farmacéutica, es imposible no advertir su fuerte nexo con la medicina. En sus orígenes, ambas prácticas estaban fusionadas, aunque luego se separaron e incluso divergieron entre sí.
Sin embargo, durante la evolución histórica de la farmacia hasta llegar a constituirse como ciencia independiente, terminaron siendo complementarias entre sí. A tal punto, que no se puede entender la existencia de cada una por separado.
Aunque en sus inicios la función más tradicional del boticario, convertido luego en farmacéutico, comenzó siendo la formulación y preparación de remedios medicinales, el auge de la producción industrial de medicamentos condicionó la diversificación de sus funciones dentro de la práctica farmacéutica.
En así que, desde hace muchos años, uno de los roles más importantes del farmacéutico es el de aconsejar a los pacientes en lo que refiere al uso de la medicación y asesorar a los médicos u otros profesionales sobre los medicamentos y su utilización.
La farmacia, más que un establecimiento comercial, se ha constituido en el lugar donde el farmacéutico puede ejercer su función, proporcionando un servicio sanitario al paciente, ofreciéndole consejo y dispensándole medicamentos con toda la información que necesita para realizar un uso adecuado y racional.
Por todo ello, para el farmacéutico comunitario la vocación de servicio a la comunidad debe ser algo fundamental y su actuar en el entorno social debe estar enfocado en los pacientes que necesitan de los medicamentos para tratar sus enfermedades con eficacia, calidad y seguridad.
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