Algo más que frío o caliente

18 de enero de 2019

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Elson Concepción Pérez

 

Las advertencias sobre los efectos del cambio climático pasaron de llamados estériles a realidades crudas. Cada año, en cada temporada, sea verano, invierno, primavera u otoño; sea en una región o en varias, en los mares o en la tierra, los seres humanos se ven amenazados por los efectos de una guerra silenciosa pero letal: el clima.

En ese contexto adverso surgen otros componentes. Lo mismo un Donald Trump que se retira de los Acuerdos de París sobre el clima, que un Jair Bolsonaro, que sigue el ejemplo del anterior y olvida que Brasil, por su biodiversidad y por contar con la mayor parte del territorio de la Amazonía —el llamado pulmón del Planeta— tiene una responsabilidad mayor —para bien o para mal— en el acuciante tema que transita de Cumbre en Cumbre, sin un verdadero compromiso hecho realidad por parte de todos.

Para que se tenga una idea de cómo se estimula el detrimento del clima por la mano del hombre, en Brasil solo entre agosto de 2017 y lulio del 2018 se perdieron 7 900 kilómetros cuadrados de bosques nativos.

La nación sudamericana debió organizar este año la 25 Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, compromiso hecho por gobiernos anteriores y que ahora Bolsonaro ha dicho que no se hará allí la COP 25 correspondiente a 2019.

Al respecto la ONG ambientalista Greenpeace afirmó  en un comunicado que “Brasil avergüenza a la agenda climática” y criticó la decisión de retirar la oferta para ser sede de dicha Cumbre.

En igual sentido advirtió sobre «la amenaza ambiental» que supone Bolsonaro, quien nombró canciller a Ernesto Araújo, un personaje que ha dicho que «los cambios climáticos no son más que una especie de gran conspiración internacional, algo que serviría como una agenda de dominación global».

Cuando aún no se habían apagado las luces en la Cumbre COP 24, celebrada  en Katowice, Polonia, el Gobierno de Chile anunció que el país será sede de la próxima COP 25.

La ONU ha previsto rotar la sede de la COP, de manera que se pueda enfatizar en las agendas climáticas de cada región e involucrar públicos distintos con el proceso.

El director de la filial chilena del Fondo Mundial para la Alimentación, RicardoBoshard declaró que «existe consenso científico respecto a que los actuales compromisos de reducción de emisiones suscritos por los países en el Acuerdo de París —las llamadas contribuciones nacionales determinadas— no son suficientes para evitar un alza de temperatura por sobre 1,5°C, límite más allá del cual se proyectan consecuencias catastróficas para el planeta y los seres humanos».

Por su parte el mandatario chileno, Sebastián Piñera, se refirió al ex presidente norteamericano, Barack Obama, cuando dijo que «nuestra generación es la primera que está sufriendo los efectos del cambio climático, pero será la última que puede hacer algo para evitar que esto se transforme en una tragedia».

En este sentido, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo que en 2017 el costo económico de los desastres relacionados con el clima alcanzó la cifra récord de 320 000 millones de dólares.

Advirtió que el cambio climático es la «mayor amenaza sistémica a la humanidad».

«En septiembre de 2019 convocaré en Nueva York una Cumbre del Clima, en la que se reunirán dirigentes de todos los ámbitos para cumplir los compromisos de París, pero también para elaborar planes para el desarrollo sostenible más ambicioso, porque los compromisos de París no son suficientes», remarcó Guterres.

Si queremos avanzar en la reducción sostenible de los gases de efecto invernadero, el compromiso no puede ser solo de celebrar Cumbres,  sino de adoptar actitudes responsables por cada uno de los componentes de la sociedad.

Está demostrado que los efectos el cambio climático están llegando a un límite y de no pararlo ahora, la consecuencias serán un verdadero desastre humano.