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La metoclopramida

8 de enero de 2019

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Según se ha podido observar, existen medicamentos que independientemente de sus numerosas contraindicaciones y precauciones de uso, consiguen hacerse populares entre los consumidores. Su empleo se realiza pasando por alto mucha información de cuidado y se administran de manera no adecuada sin advertir el peligro que esto conlleva.

Un ejemplo de este problema es el caso es la metoclopramida, un agente antiemético que también mejora el tránsito intestinal. Dicho así pudiera parecer que la metoclopramida posee propiedades terapéuticas muy beneficiosas. Sin embargo, este agente también tiene numerosas contraindicaciones de uso y puede presentar interacciones con un gran número de fármacos ampliamente usados por muchas personas entre los que se encuentran la levodopa, los hipnótico-sedantes, los neurolépticos, la digoxina, la cimetidina e incluso el alcohol.

Sumado a esto, es importante señalar que el empleo de la metoclopramida también conlleva el riesgo de aparición de efectos adversos de alta frecuencia que se manifiestan fundamentalmente a nivel del sistema nervioso central, el sistema gastrointentinal y el cardiovascular y dan como resultado la aparición de somnolencia, confusión, depresión, diarrea, hipotensión y bradicardia.

Con todos estos antecedentes el uso de este medicamento debería hacerse en condiciones de seguridad y para ello su administración solo debiera realizarse por indicación de un facultativo. En cambio, esto no sucede así y muchos pacientes lo utilizan por automedicación para indicaciones y dosis diferentes a las aprobadas.

El uso de la metoclopromida ha sido sometido a revisión por numerosos organismos sanitarios internacionales en diferentes ocasiones. Uno de ellos es el Comité de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Europea de Medicamentos, el cual revisó el balance beneficio-riesgo de metoclopramida en sus indicaciones autorizadas, tanto para adultos como para pediatría, con el propósito de evaluar los riesgos asociados al fármaco, en particular los efectos neurológicos como las alteraciones extrapiramidales y la discinesia tardía, y los efectos cardiovasculares, así como los datos de eficacia en distintas indicaciones.

El resultado de esta revisión confirmó el riesgo ya conocido de reacciones extrapiramidales a corto plazo y de discinesia tardía. Un riesgo que es mayor en niños, con dosis altas y en tratamientos a largo plazo, y más probable tras la administración de varias dosis. Para los pacientes de edad avanzada se encontró que es mayor el riesgo de discinesia tardía irreversible tras tratamientos prolongados.

Además se notificaron casos de reacciones adversas cardiovasculares graves, incluyendo hipotensión, shock, síncope, bradicardia, bloqueo auriculo-ventricular y paro cardiaco, fundamentalmente tras la administración intravenosa en pacientes con factores de riesgo para patologías cardiacas.

Todo esto hizo que el Comité de Medicamentos de Uso Humano enunciara la recomendación de restringir las condiciones de uso de la metoclopramida en relación a sus indicaciones terapéuticas, duración de tratamiento y dosis máxima diaria.

Ante toda esta evidencia solo hay espacio para preguntarse: ¿Es realmente merecida la popularidad de la metoclopramida si de automedicación segura estamos hablando? Sin dudas este es un buen punto para reflexionar antes de ir a tomar el comprimido…

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