Ivette Cepeda: la voz melódica de estos tiempos

7 de noviembre de 2018

|

Elaine Caballero

|

Cuba, Cultura, Ivette Cepeda, Música, Teatro Karl Marx

Fotos: Miguel Moret

 

 

Cuando Ivette Cepeda llega al escenario lo hace segura e impasible, pero por dentro esta mujer es un volcán de emociones. ¿Quién iba a pensar que en su adolescencia fue una joven rebelde y testaruda? Su suave rostro no muestra designios de ese pasado.

Como es habitual, antes de comenzar un concierto, agarra el micrófono y comienza entonces el desafío de hacer suyo cada tema. Le sobra el talento y pasión para cantar.

Ella tiene lo que todo músico anhela: una voz melódica e inconfundible –sin tener previa formación como intérprete–, que distingues fácilmente por radio, televisión o cualquier soporte sonoro. Confiesa no quedarse solo con un género musical, porque a sus 55 años de edad Ivette Cepeda tiene mucho talento que ofrecer al mundo.

Con esta reconocida cantante conversó Habana Radio, a propósito de sus próximas presentaciones los días 10 y 11 de noviembre en el teatro Karl Marx, ocasión en que celebrará los diez años de grupo Reflexión y su primer gran concierto, Estaciones, el cual la catapultó como promesa de la música nacional.

 

 

¿Qué repertorio escogiste para esta presentación?

Vamos a hacer un gran número de temas del concierto Estaciones y las canciones más famosas, digamos los hits del grupo Reflexión; además estrenaremos dos canciones de nuestra próxima producción discográfica, La Rosa de Jericó.

Entre los autores que vamos a interpretar están Donato Poveda, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés Amaury Pérez, Augusto Blanca, Ramiro Gutiérrez, Vicente Feliú, entre otros cantautores.

 

Ejercer la profesión de maestra durante aproximadamente 14 años fue un cambio positivo en tu vida. ¿Qué diferencia a la Ivette cantante de la profesora?

Me incorporé al magisterio con 17 años porque fue la única opción en ese momento. En mi familia había muchos maestros y era la única carrera que no se hacía en la escuela al campo. Tenía en aquel momento un problema alérgico y no soportaba más las becas. Fui muy buena estudiante, pero en casa me caracterizaba por ser desobediente, contestona y quería tener siempre la última palabra (…).

Lo mío siempre fueron los conciertos. Nosotros somos cuatro hermanos y para mi madre que estuviera lejos de casa y hasta tarde en la noche, era incomprensible. Opté por no escuchar, nada de lo que oía me interesaba. Creo que es una opción que toman los jóvenes, y perdí muchos años de mi vida y de cercanía con mis padres. Perdí también su confianza. No estaba haciendo nada malo, iba a ver a Donato Poveda o a Carlos Varela, pero no lo decía.

 

 

Cuando me hice maestra todo cambió, porque no hay nada más importante que un niño diga la verdad y escuche. La profesión me domesticó –todavía no era madre–, y entendí las razones de mis padres para ser tan rectos conmigo. Aprendí que lo que todo te diga una persona es importante, la gente siempre me ha enseñado algo. Es posible que no lo puedas ver hoy, pero en algún momento lo entenderás.

 

¿Cuánto ha crecido Ivette Cepeda en estos diez años?

He perdido el prejuicio de que si esta canción es de fulano o mengano, o si es antiquísima y no la canta nadie. Lo importante es el mensaje positivo, además tengo el compromiso de ser cantante de mi país, con todo lo que eso significa.

El trato especial con los niños te vuelve tierno y no me deja sentir el cansancio en el escenario. Aunque uno tiene un guion estructurado, siempre hay una persona que te pide una canción, y no quiero que se vaya sin tenerla porque algo en su corazón se lo pide.

Hay temas que no tienen nada que ver conmigo, pero le pueden llegar a mucha gente y hay canciones que provocan lágrimas: son el único vehículo por el cual limpiamos el corazón y volvemos a empezar.

 

 

En su carrera, ¿cuánto ha significado nombres como Orlando Vistel, Tony Pinelli y Lester Hamlet?

Sencillamente son personas que confiaron en mí y me retaron. Por principio, traté de estar a la altura de la obra que tenían y les estaré eternamente agradecida por lo que hicieron por mí.

 

¿Qué consejo darías a aquellos jóvenes rebeldes que se inician hoy en el mundo de la música?

Les diría que escuchar es importante, hasta las voces contrarias a las tuyas (…). A veces vemos en los muchachos un compromiso con la marginalidad. He visto artistas a los cuales respeto muchísimo que hacen reggaetón y se debaten fuertemente en su corazón la necesidad de hacer otro tipo de música.

Los jóvenes necesitan mayor ayuda y entendimiento para que puedan respirar otros aires. Son así porque le cantan a la realidad. Nos estamos envejeciendo en nuestros puntos de vista. Hay que darles más opciones, dejarlos hablar y apoyarlos.