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Antiguo edificio de la Compañía El Iris

30 de octubre de 2018

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El Iris, inicios del siglo XX

El Iris, inicios del siglo XX

 

Por Orden Superior del 20 de enero de 1855 se autorizó la creación de la “Compañía general cubana de seguros mutuos contra incendios, fuego del cielo y explosión del gas”, bajo el nombre de El Iris y el 30 de marzo de 1859 se aprobaron sus estatutos. Fue fundada por José María Morales y Ruperto Cid.

Publicado en Los Anales de la Isla de Cuba, de 1855, quedaba manifiesto que dentro de la Constitución de la compañía estaba contemplado que esta debía garantizar los inmuebles, objetos y efectos mobiliarios contra el incendio, e indemnizara los daños causados por el fuego, cualquiera que fuera su naturaleza. También aseguraba los productos de la agricultura y los manufacturados, los animales comestibles, combustibles y géneros de toda especie. Sus operaciones se extendían a toda la Isla en tanto su domicilio se establecía en La Habana. La administración se componía de una Junta General de los socios asegurados; de un Consejo de Administración y de los socios directores. Su duración sería de 50 años a contar desde la reunión de suscripciones por valor de 4 000 000 de pesos.

 

El Iris, 1915

El Iris, 1915

 

En la Revista El Fígaro de 1915 se refería que El Iris tuvo y siempre conservó el carácter de mutua, es decir, una compañía o asociación de dueños de fincas y establecimientos, que con el capital que representaban sus propiedades respondían a los siniestros que pudiesen ocurrir con ellos. El Iris se había ganado el favor del público por sus módicas cuotas, por la seguridad del pago de los daños y por la responsabilidad de su directiva –aseguraba esta publicación.

 

El Iris, década de 1950

El Iris, década de 1950

 

El Iris se preciaba de ser la más antigua, la primera que se fundara de su género en la Isla. Antonio González Curquejo, Antonio Larrea Lobera, el Marqués de Tiedra y Giberga, Francisco Salaya de la Fuente y Juan Neninger figuraron entre los ejecutivos más destacados.

Los directorios comerciales de 1859 registran su establecimiento en los Portales del Rosario en la Plaza Vieja, precisamente en la conocida casa de las Hermanas Cárdenas, marcada entonces con el número 83 de la calle San Ignacio, esquina a Teniente Rey. Es muy posible que esta haya sido su primera sede en La Habana. Luego, en 1886, aparece en Obrapía 17 –hoy 165–, y en 1896 en Habana No. 55 haciendo esquina a Empedrado, por la cual se señalaba con los números  36 y 38. Esta construcción, que constituía una de las esquinas de la conformada Plazuela de San Juan de Dios, lamentablemente desapareció.

 

Calle Empedrado, edificio El Iris y la Plazuela de San Juan de Dios

Calle Empedrado, edificio El Iris y la Plazuela de San Juan de Dios

 

No es hasta 1906 que la compañía decide construir su propio edificio en Empedrado No. 34, hoy 312. Fueron sus contratistas Ángel Alonso y Francisco Salaya, S.A. Se fabricó de dos pisos, con estructura de hierro y el resto de ladrillo y cemento. Para la fachada en cambio se empleó la cantería. La superficie total construida alcanzó los 1 275 m²,  y la altura, 10, 29 m. Las obras concluyeron en 1908.

El nuevo edificio se componía de un vestíbulo, en cuyo fondo se ubicó la escalera hacia la planta superior, y del cual se tornaba hacia la derecha para adentrarse en las oficinas hasta llegar al hall que originalmente estuvo cubierto con un lucernario de vidrio.

 

Bóveda

Bóveda

 

El Iris escogió para el interior de su casa matriz los materiales más nobles, como la madera preciosa para la carpintería, el mármol y el mosaico hidráulico para los pisos, el bronce y el hierro forjado para elementos decorativos y de cierre, respectivamente. Aún conserva la colosal bóveda de mampostería, enchapada en mármol y protegida por una infranqueable puerta de acero que, según la leyenda popular, todavía resguarda el patrimonio de la empresa mutualista.

Puerta principal

Puerta principal

 

En correspondencia con su época constructiva adoptó el estilo ecléctico para la fachada, con un predominio de componentes decorativos art nouveau o modernistas, cuyas líneas gráciles y sinuosas, de inspiración natural, aportan belleza a su frente. En diferentes períodos se le incorporaron otros elementos a la fachada para darle realce, como una cresta en el pretil y una marquesina de hierro y cristal, ambas centradas en la edificación y portadoras de su identidad.

 

Primera instalación de El Iris en la Plazuela de San Juan de Dios

Primera instalación de El Iris en la Plazuela de San Juan de Dios

 

El Iris fue una aseguradora del tipo mutua que devolvía a sus asegurados el sobrante anual de las operaciones, el cual había ascendido a cerca de 5 000 000 en el período de 1909 a 1953, según expresa Guillermo Jiménez en Las Empresas de Cuba 1958. Esta misma fuente afirma que en este último año el importe total de los seguros ascendía a 145 000 000 de los que se habían pagado por concepto de siniestros, 2 736 000. En la década de 1950 fue su vicepresidente el Dr. Fernando Ortiz, destacado sabio, etnólogo y sociólogo cubano.

 

Placa de El Iris

Placa de El Iris

 

Como muchas empresas con edificio propio, El Iris también rentó algunos de los espacios del inmueble a diferentes firmas. Según la Guía Especial de La Habana de 1932, allí radicaban La Aviación al alcance todos; Cooperativa L. de Comerciantes; La Unión, consultoría; y el gabinete del arquitecto Luis Dediot.

 

El Iris, hoy escuela primaria

El Iris, hoy escuela primaria

 

Con las nuevas leyes del gobierno revolucionario a partir de 1959 la sociedad fue nacionalizada acogiendo con el tiempo diferentes funciones. No obstante, por las calles de La Habana pueden apreciarse aquellas construcciones aseguradas por El Iris, cuyo rótulo inconfundible formó –y forma parte– de la imagen de la ciudad. Actualmente es la escuela primaria Agustín Gómez-Lubián Urioste.

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Comentarios



Lazara Otero / 18 de diciembre de 2018

Me agrado mucho el articulo. La casa de mi familia estuvo adegurada por esta Compania.