La presentación del jefe
12 de octubre de 2018
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Ser jefe, directivo, gerente, director o cualquier otro nombre que se le dé es un cargo, pero ser líder es una competencia que no todos los que dirigen la poseen, aunque realmente debiera ser la primera y más importante que debiera ser evaluada por quienes toman las decisiones de elegirlos. Ya he escrito anteriormente sobre el liderazgo, pero es un tema tan amplio, profundo y complejo –por todas las variantes que tiene– que seguiré tocándolo hoy y en el futuro.
En particular hoy estoy interesada en el día que el jefe ocupa el cargo y se presenta ante sus subordinados. Todos hemos pasado por una situación de este tipo y hemos experimentado gusto o disgusto por las palabras iniciales de quien debuta como nuestro jefe, y hay casos en que ni tan siquiera se presenta en colectivo y solo empieza citando para despachos individuales, lo cual siempre provoca cierto sobresalto porque uno no sabe a qué se va a enfrentar.
Pero comencemos por el jefe que se presenta ante el grupo que va a dirigir, y si es una institución grande, ante los miembros de la dirección. ¿Qué sucede con frecuencia? Pues que se presenta con todos los títulos que posee, con lo más renombrado de su biografía en términos de jefatura y a continuación dice que hay que trabajar duro para superar los defectos, las insuficiencias de la institución y ¡claro! dice que cada cual tiene su estilo de dirección y que ya poco a poco irán conociendo el suyo. ¡Error! Esa es la peor forma de presentarse, y en realidad es mucho más sencillo dar una buena primera impresión –lo cual sabemos que es fundamental– y son dos cosas muy simples a las que todo directivo debe referirse en sus palabras de presentación, y que a pocos se les ocurre pensar cuáles son en realidad las más importantes.
¿Cuáles son esas palabras mágicas que va crear un ambiente de comodidad y motivación? Pues lo primero que debe decir es que está seguro que puede aprender mucho de los presentes. ¿Cómo?, se dirá la mayoría ¿acaso no es el jefe es quien debe enseñar y saber más que los demás? ¡Otro error! El jefe debe saber DIRIGIR y una de las cosas que la vida nos enseña y que quien ocupa cargos directivos tiene que tener muy claro es que nadie tiene la verdad absoluta ni el conocimiento completo, y que todos debemos estar aprendiendo diariamente de los demás, y un jefe debe aprender mucho de sus subordinados, y entre otras cosas de tipo técnico debe aprender a saber quiénes son como personas, como actúan, piensan, trabajan.
Esta posición de apertura hacia los subordinados es una cualidad importante de liderazgo inteligente. Lo segundo que no puede dejar de decir es pedirles algo importante y es que cuando tengan algo que decir, nunca se queden callados, que hablen y compartan sus ideas, que no es bueno tener solo oyentes, sino que el intercambio es importante. ¿Ven que no es difícil? Ni hay que tener cualidades supremas, sino hay que poseer sentido común porque, ¿cómo un jefe puede dirigir si no se entera de lo que sucede en su institución y si los que deben hacer el trabajo, ya sean jefes subalternos, los asesores, etc. no tienen la capacidad de expresarse en el momento que lo necesiten? La respuesta es sencilla; va a dirigir mal, y cuando hago esta afirmación no me refiero a solo a los resultados en términos económicos, o de lograr los objetivos del centro laboral, ya sea una fábrica, una escuela, un hospital, etc. Porque puede que en los informes todo parezca andar bien, pero en términos de motivación, de satisfacción personal, de estabilidad de los trabajadores el asunto anda mal, y a eso se le llama un mal clima laboral.
Los jefes –y ya lo he escrito anteriormente– tienen que cuidarse de no tener “puntos ciegos”, que significa no percatarse de sus defectos, de no establecer relaciones instrumentales, que quiere decir que se relaciona con los demás fundamentalmente a través de correos, memorándum, llamadas telefónicas y reuniones de “ordeno y mando”, y tiene poco contacto cara a cara. Y empezar por una buena presentación y ¡claro! ser consecuente con lo que pide en ese primer encuentro dice mucho y bueno de quien nos va a dirigir, así que los que dirigen, piensen un poco en esto y si pueden, pónganlo en práctica, y verán que la táctica es buena.
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