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La historia se repite

9 de agosto de 2018

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Desde antes de asumir el poder, el uribista Iván Duque prometió que sería el presidente que uniría Colombia y, haciendo alarde de su narrativa, subrayó que los ciudadanos harían tal milagro, que sólo no podría hacerlo, y aseguró que su gobierno recorrerá todos los territorios, para que vuelva a existir “alianza entre la ciudadanía y la Fuerza Pública, para enfrentar la criminalidad y que todo delincuente sepa que ‘el que la hace la paga’”.

Lo “simpático” de todo esto es que su audiencia principal era la gusanera de origen cubano en Miami y colombianos de “rica cuna” radicados en esa ciudad floridana, algunos de ellos artífices de la propaganda que ayudó a desbancar a sus adversarios, principalmente al izquierdista Gustavo Petro.

Casualmente, Petro está en una cruzada para que no fallezca el acuerdo de paz del gobierno con las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia, que debía pacificar el país, pero que hasta ahora sólo ha servido para desarmar a la organización guerrillera y facilitar el aumento de los crímenes contra líderes sociales, en los territorios donde ejercían su control las FARC y ahora los militares dejan hacer al paramilitarismo.

Duque, quien trata de hacer creer que gobernaría de forma independiente, con el ex presidente Álvaro Uribe a Miami cumple órdenes de este de no eliminar, sino variar el convenio para complacer a jefes militares disgustado con este, al tiempo que, por el momento, evitará romper las conve4saciones con el Ejército de Liberación Nacional, no sé si porque tiene conciencia de que este proceso tiene que ver con la recuperación económica y la regeneración de la clase política, la reconciliación y la convivencia, en definitiva, el futuro del país.

Asimismo, el mandatario deberá responder ante una sociedad profundamente dividida, puesto que su adversario convenció a más de ocho millones de colombianos.

Pero su disimulada flatulencia no se expone con la vecina Venezuela, a la que amenazó con impedir que allíse ejerciera una dictadura, al tiempo que su predecesor Juan Manuel Santos se atrevió a decir que Maduro tenía su tiempo contado, horas antes de que se intentara asesinaral Presidente venezolano, utilizando drones y mercenarios entrenados en territorio colombiano., y la complicidad demostyrada de diputados que están autoexliados en Colombia y Miami.

Y esto nos hace regresar a la estadía de Duque con su mentor Uribe en Miami, estadía en la que no contó que en una conferencia de prensa en el Consulado colombiano le pidieran explicaciones sobre la masacre de líderes comunitarios colombianos.

Se habló de que pasaban de 300, y quizás ya fueran 500 los asesinatos, por ser de izquierda e indígenas

Para él, un hombre fuerte de la derecha fue más importante recibir las llaves de la ciudad y que le proclamaran “líder de la democracia en Latinoamérca”.

Pero falla, subrayo, en explicar las masacres en su país. Por el contrario, empieza a criticar a Venezuela. Todo acorde a los dictados de una historia tristemente familiar en el así llamado “patio trasero” de Estados Unidos.

Y así, sin más, el mandatario abandona abruptamente la conferencia de prensa y las interrogantes que le aquejan en casa propia.

Y ese mismo electorado que Duque afirma le es leal, es el que en realidad se le opone pidiendo explicaciones: ¿Por qué los paramilitares de la derecha siguen masacrando gente inocente?

Érase una vez, las masacres contra la Unión Patriótica y Colombia desangrándose, para luego ser el experimento del neoliberalismo catastrófico, el Plan Colombia y otros demonios. La historia se repite.

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