Margaret Atwood

22 de agosto de 2018

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Leonardo Depestre Catony

 

 

Margaret Atwood (1939), gran dama de las letras canadienses, estuvo por La Habana por vez primera a mediados del mes de febrero de 2010, con motivo de la 19na Feria Internacional del Libro, que es ya una tradición en la capital cubana cada año.

Elegante y sonriente, aunque quizá sorprendida de cuán benigno es el clima durante el invierno cubano, Atwood expresó estar muy preocupada por los trastornos del cambio climático y el agotamiento de los recursos alimenticios. “La única verdad es que si destruimos la naturaleza, nos morimos”, y extendió su consternación a otros tópicos relacionados con el medio ambiente, como lo son la escasez de agua potable, la agresión a la vida en los océanos, la pesca indiscriminada y la falta de previsión y de sensatez en el comportamiento de los seres humanos. Enfatizó entonces que “probablemente la naturaleza no va a lidiar con este problema (…) La naturaleza no nos necesita. Nosotros somos los que la necesitamos. La naturaleza se las ingenia bien sin nosotros”.

Margaret Atwood, canadiense, y Nadine Grrdimer, sudafricana; la una, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, y la otra Premio Nobel de Literatura, fueron las dos personalidades más atractivas invitadas a la gran fiesta del libro en Cuba en el 2010.

 

 

La visita fue ocasión idónea para la presentación de su libro de cuentos El quetzal resplandeciente y otros relatos, edición cubana de 67 cuentos que integra una selección de narraciones de vasto recorrido temático, desde el romance y el amor hasta la supervivencia del planeta, y que los lectores se apresuraron a adquirir conscientes de la oportunidad de llevarse consigo un excelente libro para sus bibliotecas.

Escritora (poetisa, novelista, guionista de televisión, también crítica literaria), Margaret Atwood es desde hace años una de las más célebres embajadoras de las lengua inglesa y una autora que también los cubanos debemos conocer, por lo que la presentación en español de una muestra de su producción vino a ser algo así como un regalo del Instituto Cubano del Libro para cuantos solo la conocían de oídas.

Atwood ha compartido su tiempo entre el ejercicio de la docencia y la escritura, y su obra es extensa. Es ella uno de esos autores de reconocimiento tal que el estudio de sus libros constituye tema de cátedras y seminarios en universidades e institutos. Laureada con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras de 2008, antes había recibido otros galardones, lo cual es prueba de que el éxito de crítica ha ido de la mano con la preferencia de los lectores.