Parece imposible, pero sigue ahí
4 de junio de 2018
|
Huelga de camioneros y petroleros, manifestaciones cada vez mayores en su contra, virtual imposibilidad de que se presente a las venideras elecciones presidenciales, debido a su inmensa impopularidad; fracaso en la ocupación militar de las favelas de Rio de Janeiro, aumento en el índice de criminalidad general, corrupción desbocada que sume en el desprestigio al legislativo brasileño, y muchos etcéteras más.
Pero sigue ahí, aferrado al poder, porque Michel Temer tiene hasta ahora la garantía de la oligarquía y el imperialismo, con la complicidad de los principales medios, de que no será depuesto abruptamente, como se hizo ilegalmente con Dilma Rousseff, mientras aplique sus políticas neoliberales de entrega de las principales riquezas del país.
Por eso Temer no teme traicionar a sus más allegados colaboradores si lo considera necesario, tal como hizo cuando era vicepresidente de Dilma, en tanto no abandona la descabellada idea de presentarse a las elecciones de octubre para demostrar, según él, el respaldo a políticas financieras que hicieron crecer ligeramente al país, pero en beneficio del grupo adinerado y en perjuicio de la mayoría de la población, que vio disminuido el presupuesto para las necesidades sociales, principalmente en la salud y la educación.
Las ya mencionadas huelgas de camioneros y petroleros revelaron aún más la crisis económica que tiene sumido en el caos a Brasil, así como la profundización de la debacle política.
Temer, con un 3% de imagen positiva, es el más impopular de toda la historia contemporánea, mientras el ex presidente Luis Inácio Lula da Silva, encarcelado sin pruebas fehacientes en su contra, es el más popular, además de que encabeza las encuestas para vencer en los próximos comicios de octubre, aunque, subrayo, esté preso.
La mayoría parlamentaria deja a la vista sus lacras, blindando a Temer como al jefe de una asociación ilícita. El Supremo Tribunal Federal (STF) baila al mismo ritmo. Y se enciende una luz roja, que estuvo apagada durante un buen tiempo: los altos mandos militares debaten públicamente la crisis y algunos advierten con claridad que están presentes. Los sindicatos metalúrgicos –aquellos que escribieron páginas históricas en la lucha contra la dictadura–, superando divisiones, acordaron una estrategia común para enfrentar una ley laboral promulgada contra ellos.
Quizás el Imperio esté buscando a quien poner en sustitución de Temer, ante la proximidad de las elecciones y, aunque ha aumentado la movilización social contra el mandatario, aún no se comprende porque no cae una persona tan impopular y envuelta en la corrupción.
Y en medio de todo ello, ¿qué pasaría si Lula es el más votado en las elecciones presidenciales de octubre? Esperemos.
Comentarios