El té. Mucho más que una bebida
18 de abril de 2018
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Todos los ingleses mantienen la costumbre del early morning tea, aunque con el paso del tiempo ha ido desapareciendo la figura del mayordomo. Incluso los turistas que visitan la isla pueden disfrutar del placer del té matutino. Todos los hoteles de cierta categoría ofrecen este servicio, aunque actualmente en una versión automatizada: un water kettle junto a la vajilla, bolsitas de té, leche y azúcar se encuentran a punto en las habitaciones: de esta forma, por la mañana solo debe presionarse un botón para que el agua hierva. Algunos hoteles también disponen de un reloj automático que pone en marcha una tea machine y que hace sonar un despertador cuando la bebida matutina está preparada.
Seguramente el té es la bebida más inglesa de todas, por lo que sorprende que al principio, mucho antes de que llegara a Londres, fuese una bebida de moda en Portugal. Y aunque se valoraban las cualidades medicinales de esta bebida en el tratamiento de los dolores de cabeza, epilepsia, cálculo biliar, letargia e incluso tuberculosis, el primer envío, que venía de Holanda, fue recibido con mucha desconfianza. Fue Catarina de Braganza, la esposa del rey Carlos II (1660-85), que provenía de Portugal, la que introdujo con mucho éxito el culto a la tetera en los círculos de la corte inglesa.
Por aquel entonces se elaboraba Chá o Té cociendo algunas hojas de té en agua (a veces durante media hora para extraer de las hojas todo el sabor).
Pasado un tiempo se le añadió azúcar para que el sabor no fuera tan amargo. A menudo se endulzaba también el vino, y el ponche, caliente y dulce, así como el licor de frutas, eran bebidas que estaban muy de moda. Sin embargo, tuvo que pasar todo un siglo hasta que a alguien se le ocurrió añadirle leche.
En los cafés, donde hasta entonces los señores ingleses podían saborear la nueva bebida de moda, no se veía con buenos ojos la presencia de damas, lo que por aquel tiempo se correspondía con las costumbres de los clubes ingleses. Por eso Thomas Twining inauguró en 1717 el primer salón de Té para damas, que en poco tiempo alcanzó un gran éxito.
La ceremonia del Té
La ceremonia del té inglés también determina cómo se debe elaborar esta bebida. Solo existe un método realmente válido.
Una de las cuestiones más discutidas en Inglaterra es la de qué debe verterse primero en la taza: la leche o el té. Pues bien, esta pregunta ya ha encontrado respuesta: debe ser la leche, y debe estar fría, puesto que la leche caliente estropea el aroma del té.
Primero se llena un recipiente con agua fría y se pone a hervir.
Cuando hierve, se vierte en una tetera un poco de agua, que posteriormente se tira, para precalentarla.
En la tetera se introducen tantas cucharaditas de té como tazas se vayan a tomar y una cucharadita adicional para la tetera
La tetera debe acercarse al recipiente con el agua caliente (nunca al revés), para que el agua no se enfríe. El agua no debe haber hervido demasiado antes de verterla sobre el té.
El té se deja reposar unos cinco minutos porque en este tiempo las sustancias aromáticas alcanzan su mejor desarrollo sin que se vuelva amargo. Antes de servirlo debe removerse.
La costumbre de tomar té se ha hecho famosa en todo el mundo gracias al, el té de las cinco. A esta hora la ceremonia de la degustación del té alcanza la perfección absoluta. Se sirve en pesados juegos de té de plata elaborados artesanalmente al estilo victoriano y las tazas, muy planas suelen ser de fina porcelana pintada a mano.
El té de las cinco es una oportunidad excelente para comer un pequeño tentempié entre las comidas fuertes; por eso se sirve acompañado de pastelitos, galletas y mermelada de fresa. En las ocasiones especiales, los ingleses también ofrecen panecillos con jamón y sándwiches con pasta de cangrejo, rodajas de tomate y queso rallado. Sin embargo, lo que no falta nunca son los pastelitos, cuyas recetas suelen ser escocesas: Tea Scones, Eccles Cakes, Dundee Cakeo Shortbread.
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