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Zoraida Marrero

30 de marzo de 2018

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Una vez que terminamos de publicar en esta sección la gran mayoría de las epístolas que figuran en nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, procedemos a incluir en De Ayer y de Siempre muchas de las notas biográficas publicadas al final de la obra.

Ellas tienen como objetivo informar a los lectores quiénes son las personalidades citadas en las cartas.

 

Zoraida Marrero (Bejucal, La Habana, 1911-Nueva Jersey, Estados Unidos, 2004). Soprano. Estudió canto con Francisco Fernández Dominicis y Blanca de Córdova.

Luego de ser premiada en concursos radiales, en 1933 integró —junto con el pianista Mario Romeu, el tenor Fernández Criado y la Banda de la Marina de Guerra de Cuba, dirigida por el capitán Armando Romeu Marrero— la embajada artística de la nación caribeña enviada a Washington para actuar ante el Congreso y Franklin Delano Roosevelt, que a la sazón asumía la presidencia del gobierno estadounidense y felicitó a la novel cantante tras escucharle Quiero tus besos (L.: Álvaro Suárez / M.: Ernesto Lecuona).

Críticos norteamericanos elogiaron la voz y el temperamento de la Marrero, que a su regreso a La Habana empezó a hacerse popular en las importantes radioemisoras CMBC (El Progreso Cubano), CMQ y COCO. En esta última intervino el 24 de noviembre de 1936 en el homenaje tributado a Lecuona tras su viaje a Buenos Aires, y el 6 de diciembre de aquel año debutó en el Nacional en un concierto de música cubana auspiciado por el maestro. Desde esa fecha —siempre que permaneciera en Cuba— sería un valioso elemento en los elencos de cualquier espectáculo teatral del pianista y compositor.

Participó en actuaciones radiales y en todos los conciertos ofrecidos por Lecuona en 1937, cuando asimismo hizo su primera colaboración en una obra teatral de él al estrenarse Sor Inés. Fue una de las más notables figuras durante la temporada de la Compañía de Revistas, Zarzuelas y Operetas Lecuona, llevada a efecto en el Martí entre el 16 de abril y el 8 de mayo de 1938. Aparte de su desempeño individual como soprano, el 29 de septiembre de este último año debutó en el Nacional integrando el Trío Lecuona, que hasta 1940 mantuvo esporádicamente el autor de La comparsa, con ella y las sopranos Georgina Du Bouchet y María Ciérvide.

El maestro la invitó a sumarse al grupo de artistas que lo acompañaron entre finales de enero y febrero de 1939 a Puerto Rico. Al regreso incursionó en el cine nacional en la película Cancionero cubano, cantando Quiero tus besos. En 1940 viajó con Lecuona a la Argentina. Trabajó en Radio Belgrano y, posteriormente, ocupó uno de los primeros lugares en la compañía que el músico creó para dar a conocer sus zarzuelas María la O, El cafetal, Rosa la China y Lola Cruz, así como revistas con partituras de su autoría, en los teatros Ateneo y San Martín, de Buenos Aires. En esas circunstancias recibió el calificativo de «La alondra de Cuba».

Regresó a La Habana en 1941 y, casi de inmediato, viajó a la ciudad de México, contratada por la XEW, y más tarde el Lírico y el cabaret El Patio. Interrumpió sus deberes en la nación azteca y volvió a La Habana para incorporarse, a partir del 1ro de octubre de ese año, a la Compañía de Arte Lírico de Lecuona, en el Principal de la Comedia, con la que protagonizó El cafetal, Los claveles, El dúo de La Africana y La de Jesús María, la cual valoró como su «real debut» en el teatro.

A partir del 28 de noviembre de 1941 brindó su aporte en ese coliseo a una compañía de zarzuelas, operetas y género chico español, bajo la dirección de Miguel de Grandy. Con ella se presentó en La Revoltosa; estrenó en Cuba —en enero del siguiente año— Luisa Fernanda, en la cual desempeñó el rol titular, y encarnó el personaje Aurora la Beltrana, de Doña Francisquita.

Con otro conjunto de idénticas características creado por De Grandy, en marzo de 1942, interpretó en el Principal de la Comedia, entre otros títulos, Azabache, La tempestad, La del manojo de rosas y Cecilia Valdés, al mismo tiempo que reiteró sus éxitos en Luisa Fernanda y Doña Francisquita.

Junto con el barítono chileno Carlo Morelli, el 2 de abril de 1943 cantó Luisa Fernanda en el Martí. Ese año resultó electa Reina Nacional de la Radio y embarcó hacia Panamá, país en el que recabaron sus servicios, y actuó de nuevo en Radio Belgrano y teatros de Argentina, donde permanecería unos dos años. La crítica bonaerense la consideró una de las principales voces líricas de América Latina y recibió elogios de numerosas personalidades del arte. Durante ese tiempo trabajó también en Uruguay, Chile, Colombia y Perú.

De vuelta a su patria, en 1945, la RHC-Cadena Azul le extendió un contrato de exclusividad. En septiembre de 1946 formó parte del espectáculo del Havana-Madrid, de Nueva York. Al regreso a La Habana, retomó sus programas en la citada emisora y en 1951, mientras se presentaba en los canales 2 y 4, de la televisión, fue contratada en España. Otra vez en Cuba, se destacó en programas radiales y televisivos al lado de Lecuona.

Zoraida Marrero fijó su residencia en Estados Unidos de Norteamérica en 1960. En este decenio formó parte del espectáculo Noches cubanas, en el Carnegie Hall, y obtuvo un contrato de la gerencia del cabaret Liborio, en Nueva York.

A lo largo de su carrera profesional estrenó o hizo creaciones de varias canciones de Lecuona: Quiero tu alma, Labios, Muñeca de cristal, Te he visto pasar, No es por ti… En la dedicatoria de esta última partitura, el maestro anotó: «Para Zoraida Marrero, a quien quiero y admiro desde el primer día que la vi».

 

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