Preparando la agresión
19 de febrero de 2018
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Recuerdo que cuando Estados Unidos hizo ingresar a Colombia en un plan para presuntamente combatir el narcotráfico y el terrorismo, el régimen de Uribe trató de convencer a otras naciones latinoamericanas de que las siete bases desde donde iban a operar tropas norteamericanas eran colombianas y que podían ayudar a otras naciones suramericanas y del Caribe, pero, por supuesto, sin expresar que su principal objetivo era, y es, Venezuela, además de compensar la retirada de otros enclaves del subcontinente, como el de Manta, en Ecuador.
Desde aquel entonces el terrorismo paramilitar floreció aún más, constituyendo el mayor peligro para el acuerdo de paz entre el incumplidor gobierno de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que habían entregado las armas, se convirtieron luego en partido político y siempre han estado dispuestas a hacer valer el convenio.
Pero lo cierto es que integrantes de las FARC han estado siendo asesinados sistemáticamente, junto a líderes sindicales, campesinos e indígenas, en tanto son atacados los mítines del hoy partido político para las próximas elecciones presidenciales.
Peligroso también, aún más, es lo que se está cocinando en las altas esferas del imperialismo, con la complicidad de la oligarquía colombiana, incluso de entes del actual gobierno, que solo ha dicho públicamente que no está de acuerdo con una intervención militar en Venezuela.
En este contexto, Trump subrayó que seguirán llegando tropas norteamericanas a tierras colombianas, y el presidente boliviano, Evo Morales, denunció la concentración de tropas estadounidenses en la región de Temuco.
Un síntoma de tal clima desestabilizador es la intensificación de la campaña de la prensa y los organismos afines a Washington para preparar a la opinión publican en ese sentido.
A la par de rumores y publicaciones sobre sospechas de intervención militar esparcidas por la prensa, se suman acciones concretas de organismos internacionales, lo cual es fundamental para manipular a la opinión pública, y así justificar cualquier tipo de intervención.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos denunció en un extenso informe el “alarmante debilitamiento” de los derechos humanos y la democracia en Venezuela, que se ha “intensificado” en los últimos dos años.
En el más reciente informe de Human Rights Watch se advierte sobre el poder cada vez más “omnipotente” del Ejecutivo venezolano, que no hay poder que pueda contrarrestarlo, con lo que deja abierta la posibilidad o necesidad de casi cualquier tipo de salida.
Después de la visita de Rex Tillerson por varios países de América Latina, el almirante Kurt W. Tidd se reunió con altos mandos colombianos, entre ellos Juan Manuel Santos, el vicepresidente Óscar Naranjo -experto además en guerra contrainsurgente y en la formación de paramilitares-, el ministro de Defensa Luis Villegas y el jefe de Defensa Alberto José Mejía.
Hace unos días se alertó de la llegada de tropas estadounidenses (marines) a territorio panameño. Sin tener aún la orden oficial, llegaron desde el 2 de enero 415 miembros de la fuerza aérea estadounidense. El “acuerdo” entre Panamá y EE. UU. Forma parte de los ejercicios militares denominados “Nuevos Horizontes” y se llevan a cabo en las provincias de Darién, Veraguas y Coclé. Los militares estadounidenses podrán estar uniformados y armados en territorio panameño y estarán hasta junio del 2018, período que cubre las elecciones venezolanas.
Esto es solo una parte del complot que se prepara contra el Gobierno Bolivariano, una “mesa que está servida” por el Imperio, que puede revertir en una indigestión propinada por la mayoría del pueblo venezolano.
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