Honduras: Votos y tiros
4 de diciembre de 2017
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Todo indicaba que serían unas elecciones sin mayores problemas, salvo detalles, como que el Presidente se convirtiera en candidato al cargo desconociendo a la mismísima Constitución del país. Que varios activistas políticos fuera asesinados en las calles, bueno, eso sucede casi a diario y desde hace mucho tiempo.
El último domingo de noviembre fueron los comicios en Honduras y una vez cerrados los colegios electorales e iniciado el conteo de votos comenzaron los problemas, que fueron creados por las mismísimas autoridades del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Y es que desde el primer anuncio comenzaron las sospechas que se preparaba un fraude, lo que de inmediato fue denunciado por el candidato opositor, Salvador Nasralla, quien parecía haber sido el ganador, aunque el TSE no lo reconociera y favoreciera por una pequeña cantidad de votos al Presidente Juan Orlando Hernández.
Entre anuncio y anuncio para dar el resultado final crecían la incertidumbre y la repulsa ante lo que ya era evidente. Tanto Nasralla como Hernández llamaron a sus seguidores a ocupar las calles para reclamar la victoria, tal y como hizo cada uno de ellos cuando conocieron los primeros resultados.
Una semana después, el TSE sigue aplazando la información final, mientras que la policía reprime a manifestantes y las víctimas fatales de la violencia comenzaron a crecer, tanto en muertos como heridos y detenidos.
¿Qué pasará finalmente? Los que de alguna manera hemos seguido los acontecimientos en esta nación centroamericana, caracterizada por la violencia y la corrupción, sabemos que nuevamente se impondrá la derecha, no por una mayor cantidad de votos reales, sino por lo que finalmente se informe como resultado oficial.
No es de extrañar, pues es el mismo país donde se dio el primero de los golpes de Estado de los últimos tiempos en la región, contra Manuel Zelaya, invocando la “democracia” y manteniendo políticas neoliberales que incrementaron las desigualdades sociales que solo favorecen a minorías apegadas al poder.
Al cumplirse el séptimo día de unas elecciones presidenciales el fraude se confirma y el resultado de lo que debió ser una consulta democrática para que el pueblo eligiera al nuevo Presidente se convierte en una farsa impuesta por la derecha para dar continuidad a su presencia en la casa de gobierno.
De los “democráticos” votos se pasó inmediatamente a la represión y al asesinato, mostrando así su verdadera cara el régimen conveniente a los políticos que siguen en el poder en Honduras.
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