Zenaida Manfugás
10 de noviembre de 2017
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Una vez que terminamos de publicar en esta sección la gran mayoría de las epístolas que figuran en nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, que aún se vende en librerías del país, procedemos a incluir en De Ayer y de Siempre muchas de las notas biográficas publicadas al final de la obra.
Ellas tienen como objetivo informar a los lectores quiénes son las personalidades citadas en las cartas.
Manfugás, Zenaida (Guantánamo, 1932-Elizabeth, Nueva Jersey, Estados Unidos, 2012). Pianista. A los cinco años de edad, ella y sus hermanas comenzaron el aprendizaje musical con su madre: Andrea Manfugás Crombet. Tras su llegada a la capital cubana, recibió ayuda de Gonzalo Roig y en 1949, bajo la batuta de este maestro, hizo su debut profesional en un concierto ofrecido por la Banda Municipal en el Anfiteatro de La Habana. Con posterioridad, cursó estudios en el Conservatorio Municipal de La Habana. Su perseverancia y amor hacia la música le permitieron mantenerse firme ante su vocación, a pesar de enfrentar prejuicios raciales hacia su condición de mujer de la raza negra, y la pobreza que padeció en los tiempos iniciales de su trayectoria artística. No contaba con un piano propio, se veía en la necesidad de estudiar y ensayar en instrumentos ajenos, mas su arte ya recibía encomios en artículos que le dedicaron, entre otros intelectuales, Gastón Baquero, Jorge Mañach, Juan José Remos y Antonio Iraizoz.
Gracias a una beca del Ministerio de Educación partió en 1952 hacia España. Estudió en el Real Conservatorio de Madrid, y allí tuvo entre sus profesores a Tomás Andrade de Silva. Egresada de ese plantel, dio algunos conciertos en el país ibérico. Después recibió algunas clases en París del famoso pianista Walter Gieseking.
Regresó a La Habana en 1959. Fue nombrada profesora del Conservatorio Alejandro García Caturla, y desarrolló una intensa labor como concertista, secundada en ocasiones por importantes agrupaciones, entre ellas la Orquesta Sinfónica Nacional. También se presentó en selectas salas de Europa y Asia.
En 1974 se radicó en Estados Unidos, donde ha actuado en escenarios de tanta significación como el Carnegie Hall. Llegó a ser profesora de Historia de la Música en el Kean College, de Nueva Jersey, estado norteamericano en el cual residiría hasta su muerte. También actuó en naciones europeas y latinoamericanas, con favorables comentarios de la crítica especializada, coincidente en reconocer su técnica segura, la belleza de su sonido, su temperamento y capacidad para enfrentarse a composiciones de autores de diferentes épocas, escuelas y estilos. Estructuraron su repertorio piezas de Scarlatti, Beethoven, Schubert, Gottschalk, Chopin, Liszt, Villa-Lobos, Debussy, Mozart, Shostakovich, Montsalvatge, Granados…, al igual que de los cubanos José Marín Varona, Ignacio Cervantes, Jorge Anckermann y Gonzalo Roig, quien llegó a considerarla «una de las mejores pianistas que ha dado Cuba en todos los tiempos».
Ernesto Lecuona compartió tal opinión de Roig, apoyó a Zenaida Manfugás en los inicios de su carrera y llegó a considerarla una de las mejores intérpretes de sus composiciones. Muchos la identificaron con el maestro por su virtuosismo al ejecutar varias danzas de él que abarcaron siempre una parte medular de gran parte de sus recitales.
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