Cinco apuntes de un Festival

26 de octubre de 2017

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Jesús Francisco Yagües

 

Cinco espectáculos teatrales pudimos apreciar en el primer fin de semana del 17. Festival Internacional de Teatro de La Habana.
“Welcome”, puesta de la compañía Danza Abierta que dirige Susana Pous y con la que el colectivo obtuvo el Premio Villanueva de la Crítica, marcó el inicio de la magna cita de las artes escénicas cubanas y foráneas, el jueves 19 en la Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. El momento nos permitió un segundo encuentro con la obra y con la puesta patentizamos nuevamente el porqué “Welcome” constituye un disfrute visual, pocas veces visto en escenarios del patio, gracias a la utilización de las luces que sobre partículas metálicas deslumbran al espectador con sus reflejos luminiscentes, todo eso unido a la excelencia coreográfica, al desempeño de los bailarines y a1guión dramatúrgico.
Bajo un concierto de aplausos, Lizt Alfonso Dance Cuba se presentó el viernes 20 en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba con “Fuerza y Compás”, el más internacional de todas las propuestas de la Compañía, que después de diez años de ausencia retorna a las tablas con un elenco juvenil y vibrante. Noche en la que la danza alcanzó dimensiones inimaginables de excelencia.

 

 
La Sala de la Orden III, en el Centro Histórico de la Ciudad, convertida en la residencia habitual del Teatro Las Estaciones de Matanzas en sus representaciones habaneras, regaló al auditórium adulto e infantil, el sábado 21, su versión personal de “Los dos príncipes”, versión sobre el poema que José Martí plasmara en “La Edad de Oro”. Función de teatro de sombras que recrea la supuesta amistad que durante su efímera niñez pudieron sostener el Príncipe, heredero de un reino imaginario, y el hijo del pastor del mismo territorio, anterior al deceso que a ambos finalmente les une. “Los Dos Príncipes” es una imaginativa representación cargada de alegorías, en la que el egoísmo, la ambición y desigualdades no tienen cabida entre dos infantes que, sumergidos en sus juegos, no poseen tales imperfecciones y para los que las clases sociales no existen.
Desde Camagüey llegó al 17. Festival, Teatro del Viento con “Los caballeros de la mesa redonda”, interpretación a lo cubano de la pieza del alemán Christoph Hein, en la que con tono de farsa, canciones bien buscadas, maquillaje y vestuario impensables, anacrónicos e irreales, se nos narra que el reino del monarca, en decadencia, se encuentra en los umbrales de su desaparición; sus caballeros han envejecido y se han transformado en dinosaurios incapaces de generar elementos progresistas, por lo que los supuestos jóvenes sucesores se niegan a responsabilizarse con el orden establecido y claman por un cambio ético, sin perder la dignidad y fiel a los principios que los caracterizan. Dinámica y a la vez simpática producción teatral en la que cada palabra, cada gesto y movimiento nos lleva a la meditación, al jolgorio y al cuestionamiento, todo está bien, sobre todo el final, en el que el tono varía, se hace seria la entonación, resumiéndose en que “el cambio para el bien de todos debe de llegar”. Una sugerencia vital, los actores masculinos deben cortar sus cabellos, pues las melenas ya son obsoletas y estas le restan credibilidad a la actuación, sobre todo cuando la realidad de la obra es llevada a la contemporaneidad.

 

 
El Cine Teatro Fausto acogió el domingo 22 en la noche “Baquestribois”, obra que surge “a partir de una investigación antropológica, social, artística y de género”, en la que tres jóvenes actores – Alaín Cantillo Moreno, David Izaguirre, César Milagros –, realizan perennemente un ejercicio de actuación en el que demuestran poseer pleno dominio del movimiento corporal y de la gestualidad, sin decir una palabra, en un derroche de resistencia física, en el que la fragilidad, el cansancio o el agotamiento, “brillan por su ausencia”, en combinación con los audiovisuales que se proyectan en un telón de fondo y con los testimonios sonoros que se escuchan, así como con las apariciones de un abogado (Rufino Nápoles) y un cantante ex transformista (Andy Frank Ruano Medina), que le otorgan un sentido de completamiento a la obra. “Baquestribois” demuestra las posibilidades infinitas que ofrece el teatro en función de una idea elaborada y bien pensada, partiendo de un serio trabajo investigativo.