José Martí: la significación que le concedió a la cultura, los libros y la labor de los escritores y artistas
20 de octubre de 2017
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José Martí catalogó a la cultura como la madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios.
En un trabajo publicado en el periódico La Nación de Buenos Aires, Argentina, en 1888 también aseguró que la cultura quiere cierto reposo y limpieza, así como la vida doméstica.
Hizo referencia, además, a la influencia que podía ejercer la cultura en los seres humanos.
No exactamente en uno de sus trabajos periodísticos o discursos, pero sí en los fragmentos de algunos de sus apuntes, reflejados en el tomo 22 de sus Obras Completas, se puede apreciar algo significativo que sirve para ejemplificar en forma elocuente lo que él comentó al respecto.
Martí expresó: “Es el efecto de la cultura en la mente humana mirar a lo real como fenómeno, y no como sustancia: lo real, accidente y efecto: y el espíritu, de indispensable existencia.”
Martí también destacó que ser cultos es el único modo de ser libre. Esto lo expuso en un trabajo titulado Maestros Ambulantes, publicado en La América, en Nueva York, en mayo de 1884.
Igualmente en varios de sus trabajos periodísticos, así como en sus apuntes, resaltó la significación que le concedió a la creación artística y literaria como expresión concreta de la cultura.
Por ejemplo con respecto a los libros manifestó que estos consuelan, calman, preparan, enriquecen y redimen y también aseguró que parece que cada libro es una respuesta a nuestras ansias, un paso más adelantado hacia el cumplimiento final de nuestros incógnitos destinos.
Martí señaló que para saborear los libros es preciso leerlos, no con la imaginación, sino con la experiencia. Aconsejó que los libros debían siempre leerse con una pluma en la mano.
De esto se deriva que a su juicio cada obra literaria podía ser fuente de enseñanza para los lectores y que siempre uno puede encontrar en los libros algunos datos o reflexiones muy útiles y por tanto era conveniente hacer anotaciones.
Para Martí escribir constituía un arte y detalló que no hay placer como éste de saber de dónde viene cada palabra que se usa y a cuanto alcanza, ni hay nada mejor para agrandar y robustecer la mente que el estudio esmerado y la aplicación oportuna del lenguaje.
Expresó que fortalecer y agrandar vías es la faena del que escribe y que no había tormento mayor que escribir contra el alma o sin ella.
Para él, según expuso en un comentario que hizo sobre el libro Tipos y costumbres bonarenses, publicado en el Partido Liberal de México, el 3 de octubre de 1889, escribir no era cosa de azar, que sale hecha de la comezón de la mano, sino arte que quiere a la vez martillo de herrero y buril de joyería, arte de fragua y caverna, que se riega con sangre, y hace una víctima de cada triunfador; arte de cíclope lapidario.
Desde la etapa de su adolescencia Martí evidenció la importancia que le concedió a la palabra al reflejar lo que sentía en poemas, trabajos periodísticos y otras obras, así como en sus cartas.
Realmente puede decirse que fue un hombre, de gran sensibilidad y fervor patriótico, que supo utilizar la palabra como medio de expresión y de combate.
Como escritor elaboró una gran cantidad de poemas y crónicas de gran belleza literaria, así como varias obras de teatro y una novela. Dos libros de poesías suyos fueron publicados, en este caso los titulados Ismaelillo, especialmente dedicado a su hijo José Francisco, y los Versos Sencillos, que elaboró en 1890.
Sus Versos Libres no fueron publicados hasta varios años después de su muerte y la novela titulada Amistad Funesta ó Lucia Jérez, salió reflejada en partes en un periódico norteamericano, aunque él tuvo la intención también de editarla en forma de libro.
José Martí además realizó traducciones de obras de autores de gran significación internacional, así como ejerció como periodista la critica puesto que expuso valoraciones acerca de la labor de escritores, pintores, escultores y músicos y también comentó sobre exposiciones que visitó y presentaciones de destacados músicos.
José Martí se refirió a la trascendencia del arte acerca del cual afirmó que su condición esencial es la moderación.
En un trabajo publicado en la Revista Universal, de México, el 31 de diciembre de 1875, en el que reseñó la visita que había realizado a una exposición de bellas artes calificó al arte como una forma de la armonía.
En otro de sus trabajos, en este caso uno sobre Pilar Belaval, reflejado en El Federalista, en México, el 5 de marzo de 1876, destacó que dícese arte y siéntese encadenada a extraña y poderosa fuerza, y levantada la inspiración, y como cumplida una alegría, y regocijada y agradecida una ventura.
En este trabajo aseguró que arte es huir de lo mezquino y afirmarse en lo grande, y olvidarse, y enaltecerse y vivir.
Para Martí, según lo expuesto en La Nación, de Buenos Aires, el 13 de junio de 1885, el arte ha de madurar en el árbol, como la fruta…
Él también llegó a señalar que el arte aviva, agranda y estimula el ojo, y ennoblece, y que da percepción fácil y amor a toda cultura.
Igualmente expuso valoraciones en torno al papel de los artistas. En el trabajo publicado en El Federalista, en México, el 5 de marzo de 1876, precisó al respecto: “… artista es el realce del entusiasmo y la grandeza.”
En otro de los trabajos suyos, publicado en la Revista Universal de México, en la edición del 15 de enero de 1876, planteó que poetas, músicos y pintores, son esencialmente iguales en formas distintas en su tarea pues traen a la tierra las armonías que vagan en el espacio de los cielos, y las concepciones impalpables que se agitan en los espacios del espíritu.
Y en la sección Cartas, en La Nación, de Buenos Aires, el 13 de marzo de 1880, llegó a señalar: “… los artistas, en el lenguaje o en el pincel son los hombres sagrados de los pueblos. “
Además en el periódico Patria, el 8 de diciembre de 1894, resaltó el papel y la significación de los artistas, al exponer: “Sacar de sí el mensaje natural es la obra del artista…”
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