Xavier Cugat
13 de octubre de 2017
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Una vez que terminamos de publicar en esta sección la gran mayoría de las epístolas que figuran en nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, que se vende en varias de las librerías del país, procedemos a incluir en De Ayer y de Siempre muchas de las notas biográficas publicadas al final de la obra.
Ellas tienen como objetivo informar a los lectores quiénes son las personalidades citadas en las cartas.
Cugat, Xavier (Gerona, Cataluña, 1900-Barcelona, 1990). Francisco de Asís Xavier Cugat Mingall de Bru y Deulofeu. Director de orquesta, violinista y compositor. A los tres años de edad llegó con su familia a La Habana, donde inició los estudios musicales en la Asociación de Dependientes con el profesor Álvarez Torres. Más tarde matriculó en el Conservatorio Peyrellade, donde tuvo como respectivos maestros de violín y armonía a Joaquín Molina y a la esposa de este: Matilde González. Por aquel tiempo, ya se le consideraba una promesa en el arte.
El 22 de abril de 1915 realizó su debut profesional como instrumentista de la orquesta que —bajo la dirección de los maestros italianos Tullio Serafín y Arturo Bovi— acompañó una temporada de ópera al inaugurarse el teatro Nacional, edificado en lo que antes fuera el Tacón. Entusiasmado con el talento del joven quinceañero, Serafín le abrió el camino hacia Nueva York. En esta urbe continuó su formación artística con el violinista y compositor Henry Schradieck, tras cuya muerte, en 1918, matriculó en el Institute of Musical Art, nombre con el cual se fundó en 1905 la Juilliard School. Allí estudiaría con el famoso violinista y profesor Franz Kneisel, que lo preparó para actuar ante el público. Después tuvo la suerte de ser admitido entre los alumnos de Leopold Auer, maestro de Efrem Zimbalist, Nathan Milstein, Mischa Elman, Jascha Heifetz y otras celebridades. Finalizado su aprendizaje académico, emprendió una gira de conciertos por Alemania, Francia, España y naciones de América Latina. En noviembre de 1922 arribó a La Habana con el pianista Julián Huarte y ofreció recitales en Margot y otros escenarios de la capital cubana. Regresó a Estados Unidos y en 1929 e hizo su último concierto como instrumentista, secundado por la Orquesta Sinfónica de Los Ángeles.
Con anterioridad, dibujó tiras cómicas en el diario The Angeles Times y fundó una banda denominada Cugat and his Gigolos, con la que actuó en centros nocturnos, como el prestigioso Goconut Grove, y comenzó a aparecer en las primeras películas sonoras rodadas en Hollywood. La acogida popular a su labor en el cine, despertó el interés de la gerencia del Waldorf Astoria, de Nueva York, en 1931, al inaugurarse en su actual emplazamiento de Park Avenue, entre las calles 49 y 50. Recibió entonces un ventajoso contrato y pasó a ser el grupo musical fijo en tan lujoso hotel, desde donde se escucharían, en audición primaria, muchos de sus más sonados éxitos, como Beguin the Beguine y Para Vigo me voy, de Cole Porter y Ernesto Lecuona, respectivamente. Integrado por unos quince instrumentistas, en su mayoría latinoamericanos, el violinista catalán añadió a su colectivo musical distintos vocalistas, entre ellos Carmen Castillo y Doroty Miller, aunque su mejor etapa en ese sentido sería por unos dos años, a partir de 1940, cuando estuvo en la agrupación el cubano Miguelito Valdés.
Acerca de la trayectoria de la orquesta de Cugat, el 16 de marzo de 1937 el habanero Diario de la Marina recordaba: «En realidad sus programas eran interesantísimos: hasta entonces las orquestas norteamericanas no incluían música latina, y si la incluían no sabían interpretarla con sabor. Gran éxito. Cugat “lanzó” los ritmos afrocubanos en los Estados Unidos. El exotismo electrizante de la rumba levantaba los auditorios… Su renombre de concertista y caricaturista prestigiaba aquellas melodías torturadoras de síncopas y de tamboreos enardecedores… Cugat —nada menos— y su orquesta… Grandes letras en la propaganda. El Waldorf fue el primer gran hotel a contratar la primera gran orquesta de este estilo. Hoy todos los hoteles importantes tienen dos orquestas y tocan música cubana; es imprescindible».
Desde el comienzo de los años treinta, del siglo xx, Xavier Cugat fue el referente de la música latina bailable para la industria cinematográfica hollywoodense. Participó en numerosos filmes como actor, director de orquesta y realizador de bandas sonoras. Asimismo trabajó en importantes programas de la televisión de Estados Unidos, y grabó varios discos para diferentes firmas de ese país. Su retiro del arte tuvo lugar en 1971.
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