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El criminal tráfico de personas

12 de octubre de 2017

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Durante una visita a Brasil, hace ya un buen tiempo, buscaba temas para comentarlo, por lo que con ayuda de un amigo brasileño pretendía encontrar la otra parte de Río de Janeiro y no la que ante los ojos del recién llegado resplandecía con sus luces de neón, mucho más porque se acercaban los carnavales.

Ya había conocido, por dentro, las favelas y una escuela de samba, en las que pude apreciar la miseria y la explotación en que vivían millones de brasileños. Me entristecía ver lo que muchas veces las telenovelas nos presentan como postales turísticas y en las que los hambrientos y analfabetos sonríen a la vida en espera de un golpe de suerte para alcanzar a aquellos que disfrutan de una vida plena de riquezas.

Pero lo peor estaba por venir. Ver niñas prostitutas, menores de 12 años resultaba difícil de creer, pero ahí estaban esos menudos cuerpos, disfrazadas de mujeres, con sus pequeños rostros pintados y ofreciéndose a quienes eran capaces de aprovecharse de su situación.

Después la profesión me hizo ver muchas otras fotografías de otras niñas en muchos países del planeta en igual situación, “protegidas” por quienes las explotaban, una de las tantas variantes de la trata de personas existente y que, además del abuso o la explotación sexual de menores, llegan incluso al asesinato de los pequeños para extraerles órganos vitales, que por cierto son muy bien vendidos en el mercado negro sin que ninguno de los compradores pregunten su origen.

La situación ha llegado a tal punto que las Naciones Unidas la ubican como tercera actividad ilegal más lucrativa del mundo, después del tráfico de armas y el de drogas. Según estimados recientes, que de seguro están por debajo de las cifras reales, el “negocio” de la trata genera más de 32 mil millones de dólares por año.

Por otra parte, se calcula que alrededor de cuatro millones de personas son retenidas anualmente con fines de explotación, ya sea sexual o de trabajo esclavo, siendo las mujeres y las niñas las más afectadas, considerándose que del total señalado representan el 75 por ciento, es decir, unos tres millones de víctimas.

Estudios realizados por instituciones y organismos de las Naciones Unidas sobre el tráfico de seres humanos, señalan que por su dimensión y proporciones internacionales solo puede compararse con la esclavitud a la que se vieron sometidas millones de personas hace siglos.

En este escandaloso tráfico de personas, sobresale el mercado de la explotación sexual, tanto de la prostitución como la pornografía y otras formas de esclavitud, como trabajos forzados o el reclutamiento a grupos armados, formas todas que atropellan a las víctimas, violando sus más elementales derechos humanos, mediante malos tratos, crueldad extrema y otras vejaciones.

Hace 18 años se celebró la Conferencia Mundial de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres, en Dhaka, Bangladesh cuyo objetivo era crear conciencia entre los gobiernos y la sociedad civil sobre las causas y consecuencias de este crimen endémico que afecta a todas las regiones del mundo y llevar a cabo acciones que permitieran frenarlo.

La trata tiene una escasa persecución y la solución para combatirla vendría dada por una serie de medidas, como acabar con el mercado que da beneficios a los delincuentes y actuar contra los intermediarios que han levantado una industria criminal a base de negociar con mujeres y niñas, así como contra los beneficios económicos que genera.

En el año 17 del siglo XXI esta nueva forma de esclavitud afecta a millones de personas, que sufren todo tipo de vejaciones y la violación de sus derechos para enriquecer con su tragedia a criminales organizados que gozan de total impunidad.

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