Edificio de la calle Mercaderes No. 113, entre Oficios y Obrapía
11 de septiembre de 2017
|Antes: Edificio de viviendas y almacén.
Hoy: Edificio de oficinas y floristería: Jardín “Wagner”, en planta baja.
En la planta baja del edificio ubicado en la calle Mercaderes No.113 una hermosa florería abrió sus puertas en los años ’90, luego de los trabajos de rehabilitación llevados a cabo por los especialistas de la entonces Dirección de Arquitectura Patrimonial de la Oficina del Historiador, el proyecto recayó en manos del desaparecido arquitecto Abiel San Miguel. Desde su apertura el salón hizo gala de colorido en las más bellas flores que allí se comercializan y los arreglos florales magistralmente elaborados por sus dependientes.
El edificio que acoge a la florería fue construido en el año 1909 después de haber sido demolida la antigua construcción que le antecedió en el tiempo. Se conoce, que aquí existió una casa colonial de dos plantas de alturas y cubierta de tejas, que tuvo entre sus propietarios durante el XIX, a distinguidos miembros de la acaudalada familia Pedroso, entre ellos: María Ana Pedroso; Luis Pedroso y Echevarría y Manuela Pedroso y Herrera, por solo citar algunos.
En 1908 la compró el Sr. Juan Aspuru e Isasi, comerciante español vecino de la misma calle Mercaderes, quien la demolió, construyendo en su lugar el inmueble hasta hoy existente. En la nueva construcción se emplearon sólidos materiales: cantería, estructura de hierro, ladrillos y cubierta de cemento armado, proyectándose de un piso bajo y dos altos. El Maestro de Obras fue Alberto de Castro. El piso bajo estuvo destinado a almacén o establecimiento y los otros dos para vivienda. Los pisos altos mostraron a la calle su balcón peculiar de cemento, haciendo el conjunto de la fachada un efecto distinto de lo común que logró ser agradable. Este Sr. Isasi falleció en 1917, dejando como herederos a sus legítimos hijos. La adquirió después el Sr. Manuel Aspuru y San Pedro, por título de herencia en el año 1939.
El edificio llegó al presente compartiendo la dualidad de función para la que fue concebido. Desde la década del ’90 parte de los pisos altos se destinaron a oficinas y vivienda. Luego de recuperado el local de planta baja, el comercio atrae la vista del caminante que se detiene a contemplar las flores, la caída de la fuente de agua en el cristal y por qué no, a llevarse un regalo a casa.
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